El viento se lleva las hojas muertas y los manuscritos olvidados. Las palabras amarillas flotan levemente antes de caer, rendidas, sobre el camino de la infancia. El anciano las va recogiendo y apilando mientras ellas hablan de recuerdos ajados por el tiempo, aunque tan vivos como tenues destellos de luz entre las nubes de otoño. Recuerdos errantes que se lleva el viento, junto a las hojas muertas. Texto e Ilustración: Sara Lew