Mi padre, que fue el que me inculcó el amor por la cocina ( lo siento mamá, pero es así) siempre hablaba de las hojas de limón que se hacían en su casa.
Mi abuela paterna era natural de Ferreira do Valadouro(Lugo) y parece ser que era típico de aquella zona preparar las hojas de limón durante los carnavales.
Mi abuela recorría los pueblos en días de feria, vendiendo ropa mientras mi abuelo predicaba el Evangelio para todos aquellos que querian escucharle. Mi abuelo César fue pastor en la primera Iglesia Evangelista (protestante) que se estableció en Coruña ( año 1875) en la calle Panaderas,
(Mi padre es el jovencito de la camisa de cuadros).
Ante esta situación, contrataron a una chica para que se hiciese cargo de la casa y la cocina. Palmira se llamaba la que, conociendo la "glotonería" de mi padre desde su más tierna infancia, le ofrecía probar todo lo que salía de aquella cocina de hierro. Así y sin apenas darse cuenta, fue aprendiendo las artes del buen comer y del buen cocinar. Algo de lo que luego saldría beneficiada ésta que ahora relata la historia....
Hasta ahora yo había publicado la receta de las filloas, de las orejas, de los buñuelos y de las flores. Pero ésta receta de hojas de limón se había ido quedando en un rincón. Este año, desempolvo la libreta y la comparto con vosotros y se la dedico a mi padre David, fallecido en el año 1987.
Espero que os gusten.
HOJAS DE LIMÓN
a mi me salieron 36
36 Hojas de limonero250 ml. de leche temp. ambiente150 grs. de harina de repostería1 huevo entero1 cucharada sopera de azúcar1 pizca de salzumo de 1 limón o en su defecto 1 cucharadita de esencia de limónazúcar glas para decorar
Antes de nada y muy importante es lavar a conciencia las hojas de limón. Las arrancamos dejando un poco de tallo por dónde sostendremos la hoja para bañarla en la pasta.Además de bien lavadas, deberán estar muy secas para que la pasta se adhiera bien a ellas y no se escurra.
En un bol, ponemos la leche, la harina, el huevo, la sal y el azúcar así como la esencia o el zumo.
Batimos todo con la batidora eliminando todos los grumos. Si os queda alguno, pasáis todo por un colador y listo.
Dejamos reposar la masa una media hora. Cogerá algo de consistencia. Si luego véis que está muy espesa, le añadís un pelín más de leche.
Tomamos las hojas de limonero y las mojamos en la pasta de una en una.
Freimos en una olla honda con abundante aceite procurando que éste no esté excesivamente caliente, ya que se quemarán enseguida y quedarán crudas por dentro. Controlad la temperatura.
Una vez fritas, las dejamos escurrir bien en un papel absorbente de cocina. Para servir, las espolvoreamos con azúcar glass.
Nota: las hojas de limonero NO se comen, sirven unicamente de soporte y para aromatizar la pasta.
Texto y fotografías: Pilar Martínez
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