Hola amor, ¿Cómo estás?Yo sigo en la pista, esperando a q...

Hola amor, ¿Cómo estás?Yo sigo en la pista, esperando a que des el primer paso, el vestuario se arruga. Escuche un rumor que venía del ritmo de tus latidos…el cual me decía que la coreografía se te hizo muy complicada, pues en plena cargada, me dejaste caer al suelo inmediatamente.
El performance que hicimos ante el mundo, nunca fue cierto, fue parte de un espectáculo, en donde la música no nos dejó escuchar las notas musicales de nuestro corazón.Nuestro diario baile parecía ya un robot-dance, pues jamás la canción fue cambiada, pero sí la emoción de cada movimiento. Ni siquiera Michael Jackson hubiese podido hacer tan bien el “Moonwalk” como nosotros, pues nuestros pasos ya no avanzaban hacia adelante. Sin embargo, jamás me di cuenta de tu falta de motivación, de tu falta de pasión al deslizar tus pies en este escenario.
Tus pasos se acercaban al compás de mis latidos y me encantaba la idea de poder ensayar de nuevo la conexión y armonía de nuestros movimientos. En el escenario; en mi cuerpo, comienzó a darse una raks sharki de los nervios de verte, de saber qué es lo que tenías que decirme.De rock and roll la música comenzó a cambiar a ballet, en donde Von Rorbart se apoderó de nuestro espacio y ni tu pudiste cumplir con tu papel de Sigfrido ni yo pude ser feliz con mi papel de Odette.Vi cómo al incumplir tus promesas morías por dentro, y cómo un lago tenía un nuevo significado en mi vida.
Sobre la pista: el silencio, sobre nuestros cuerpos…el desgaste de ésta coreografía y aunque el género ya no fuese lambada seguirán bailando las palabras sobre mi mirada.No te preocupes, después del primer tiempo de esta balada…aprendí a bailar los minutos y a dejar de pensar en las horas.
Atte. La melodía que algún día bailaste sobre este mismo escenario.