Revista Diario
Hola, ¿eres Débora?
Publicado el 23 abril 2015 por Joanaabrines- Hola, ¿eres Débora? -Me ha preguntado una mujer de mediana edad con el pelo anaranjado y un abrigo rojo brillante. La he mirado y le he dicho, "siento decirte que no." Se ha sentado en la barra, a mi lado.
- He quedado con una chica y no la conozco. Y como eres la única que veo sola en el bar, he pensado que podías ser ella.
- Pues estoy en Valladolid de paso, voy de camino hacia Salamanca y no he quedado con nadie.
Justo al decirlo, me he dado cuenta que podría haberle dicho que sí, que era Débora y hubiéramos empezado a hablar de cualquier cosa. Sólo hubiera sido una farsa más. Un pequeño juego para no estar sola en una ciudad desconocida pero ahora amo mi soledad, una preciada sensación: ser, estar y parecer.
Yo he seguido leyendo el artículo de opinión sobre las librerías en el Norte de Castilla. Ella esperaba impaciente, seguía buscando a Débora en el bar. Que no ha visto cuando ha llegado. Yo la he conocido porque ha entrado como quien sabe dónde va, quien sabe qué hace allí. Y se ha sentado enfrente de la mujer sin nombre, sin saber que ella era su cita. La mujer con abrigo rojo brillante ahora estaba entretenida con una caña entre los labios, y no ha visto que Débora, se sentaba delante suya. Delante nuestra.
El ruido ensordecedor del bar apagaba la música de fondo que solo se escuchaba entre los pequeños silencios de los gritos de la gente que estaba de sábado. Parecían felices. Había niños en la sala y padres y madres y amigas y un solo camarero que llegaba a todas las peticiones mientras caía la tarde.
Débora ha empezado a escribir mensajes en el móvil pero su cita ha llegado sin atender al celular. Ha sido un momento de azar y puro encuentro en el que la mujer del abrigo rojo ha alzado la vista y le ha preguntado a la chica de delante "Hola, ¿eres Debora?". Se han sonreído y han empezado a hablar de cualquier cosa. Yo he seguido escribiendo, a solas.