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Minimalismo
Es curioso pero cuando llegué al minimalismo lo hice por un camino extraño. Estaba muy interesado en la vida frugal cuando estaba opositando, recién salido del seminario. No andaba buscando movimientos artísticos ni nada por el estilo. Es lo que tiene Internet, sobre todo cuando uno navega en inglés, que acabas encontrando lo que no buscabas.
Y en este caso, encontré que por minimalismo en el mundo anglosajón por lo menos se entiende no sólo determinados movimientos artísticos sino también una forma de entender la vida que me atrajo mucho, hasta el punto de convertir SabiaVida, al menos en parte, en un blog minimalista.
Adiós minimalismo
Hoy abandono públicamente el minimalismo. Antes que nada el término es equívoco y confunde porque principalmente se sigue entendiendo al minimalismo como una expresión artística, más que como forma de vida. En otras palabras es más algo que hago que algo que vivo. Ambas cosas se alimentan mutuamente y así uno puede relacionar el género de terror con la “cultura gótica”, pero en realidad nadie quiere que le persiga un vampiro o verse rodeado de zombies. No debe confundirse al artista con el arte.
Por tanto, sí, son dos cosas separadas, aún relacionadas minimalismo y minimalismo existencial. Y es mucho más popular el primero que el segundo, por lo menos en España. De hecho, si navegáis hacia el artículo sobre el minimalismo en wikipedia sólo veréis referencia al minimalismo existencial en el histórico.
// No, no fui yo, quien lo borró, malpensados //
Pero hay más
Hay cosas que nunca me han llegado a gustar del minimalismo. Resulta demasiado frío, aséptico, recuerda demasiado a naves espaciales y a hospital, concentra pero llega a aburrir y puede que sí, también tenga una puntita de esnobismo.
Hola simplicidad
Por esto he cambiado el nombre a mi categoría “minimalismo” y la he rebautizado como “simplicidad”. ¿Y por qué simplicidad? Porque creo que esté camino es mejor, la simplicidad no es una corriente artística sino una forma de vivir y me resulta más natural.
Sí, natural es la palabra justa. Simplicidad me sabe a familia, a infusión de manzanilla, a vino de pueblo, a marrones y ocres, al bosque, al río y al mar. La simplicidad es el cielo estrellado del monte; minimalismo es el cielo nocturno de la ciudad. El minimalismo me recuerda a un monasterio zen; la simplicidad a un convento de clarisas. La simplicidad puede ser juguetona, como la familia de Ron Weasly, el minimalismo es serio, adulto, siempre buscando los tres pies al gato que tiene cuatro, la simplicidad fluye, el minimalismo es tensión hacia el todavía menos.
La simplicidad es minúscula, como una a minúscula, y aún como una vírgula. El minimalismo es mayúsculo, como una gran letra A rodeada de espacio en blanco, solitaria como ella sola.
El minimalismo y la simplicidad pueden ser amigos
Sí, y hasta convivir en una persona. Por buscar diferencias he inventado mil metáforas, pero también podría haber buscado mil semejanzas. Lo que pasa es que ahora, al buscar nuevo camino, me interesa resaltar lo diferente.
Libertad
Hoy me libero de buscar la última sofisticación, de preocuparme por si no tengo suficiente espacio en blanco, de dar vueltas pensando si están permitidos los colores o, incluso, sí incluso de si tengo que comprarme un chisme minimalista para ser minimalista.
Hoy no necesito mirar hacia otro lado para encontrarme a mí mismo. Hoy soy libre.