Acabo de ver "Uncharted" en v.o. subtitulada, un "fan film" de 14 minutos basado en el videogame homónimo y último trabajo de Nathan Fillion (“Castle”).Y esto se me ocurre: El abuso del recurso a los videojuegos para alimentar la industria del cine está haciendo perder la gracia a los primeros y la originalidad a la segunda. Sin entrar a destripar el trabajo actoral ni el guión (¿?), Nathan Fillion es lo que es: atractivo, simpático y resultón en la pantalla (pero no es Johnny Deep) y después de "Firefly" (2002-2003) y "Serenity" (2005) como Malcolm 'Mal' Reynolds en ambas, no creo que vuelva a alcanzar la gloria.
Por otro lado y al margen de la obra (¿?) en sí quiero reflejar mi más absoluta indignación por la falta de tacto de la industria cinematográfica estadounidense con los idiomas foráneos y especialmente con los nombres propios. No ya solo de los ciudadanos de a pie que viven en los U.S.A. (y no le vamos a pedir A Mr. Trump que pronuncie bien mi apellido) sino con personajes históricos cuyos nombres someten a innumerables aberraciones.
En el caso que nos ocupa: Fernando de Magallanes ( si se quiere por su nacimiento Fernão de Magalhães) se ha convertido en "Ferdinand Magellan" y en voz alta suena mucho peor. Y los castellano hablantes no podemos llamar a George Washington "Jorge Lavandero". Patético.
© José Antonio Ferrández