Quiero dedicar esta crítica a Mari Cruz del Villar, fallecida en el día de ayer, gran amiga de mi madre y que siempre, sobre todo en las últimas veces en que coincidimos, tuvo una sonrisa y palabras de ánimo para mí.
LEJOS DE ELLA
En 1922 el cineasta soviético Lev Kuleshov realizó un experimento en el que colocó delante de un primerísimo primer plano del rostro inexpresivo del mejor actor ruso de la época, Iván Mazouchin, un plano de un plato de sopa, uno de una niña jugando con un osito y otro de un ataúd. El público alabó la gran interpretación de la estrella de cine mostrando su ensimismamiento por el plato de sopa, su sonrisa ante la visión de la niña y su rostro compungido durante el sepelio. El rostro del actor era el mismo en las tres secuencias. Ahí nació el Efecto Kuleshov, un principio del montaje que a partir de entonces se ha venido utilizando en cine. Eso sí, para que sea efectivo se necesitan grandes intérpretes, actores y actrices cuyos rasgos faciales reflejen por sí solos vidas enteras.
En el caso de Lejos de ella se trata de Julie Christie metida en el papel de Fiona Andersson, una mujer cuyo rostro, cincelado por los meandros del río de la vida en forma de arrugas, no puede esconder la belleza que todavía pervive tras ellas. La profundidad de esos ojos azules refleja la transformación de la juventud de una mujer etérea, ligera y astuta en una madurez llena de fuerza, inteligencia y… vulnerabilidad. Lo que deja traslucir esa vulnerabilidad, más que esas arrugas y esa mirada majestuosa, es precisamente el Efecto Kuleshov, esto es, todo lo que hemos visto antes de ese precioso y preciso primer plano de Julie Christie que es lo que otorga significado a un encuadre que ejemplifica perfectamente el estilo pausado, reflexivo, inteligente, con un uso de la metáfora visual digno de los más consagrados autores, de una debutante de veintisiete años, la gran actriz canadiense y ahora directora Sarah Polley.
Lejos de ella cuenta una historia de amor pero no se trata del típico romance al que el cine nos tiene acostumbrados. Grant y Fiona Andersson, interpretados por Gordon Pinset y Julie Christie, continúan con su matrimonio después de cuarenta y cuatro años. Una relación con el camino bastante avanzado, con varios esqueletos dentro del armario, con ese pacto de no agresión al que llegan las parejas que prefieren enterrar los deslices del pasado y seguir adelante. La estabilidad de lo que en principio parece un oasis de armonía y sentido del humor, ligeramente ensombrecido por algún que otro reproche de Fiona a antiguas infidelidades de Grant, se ve amenazado por las evidentes pérdidas de memoria de ella. Algo que de ir a más podría poner en peligro la felicidad ambos y el amor que siente el uno por el otro.
Resulta casi insultante la madurez con la que una joven con muchísimo talento ha impregnado el guión de esta historia basada en un relato corto de Alice Munro. No se trata de una fábula de buenos y malos o de blancos y negros hablamos más bien de una historia que se encuentra llena de grises, de tonos intermedios, como la vida misma, en la que todos somos imperfectos, aunque como Grant Andersson, en última instancia aspiremos a convertirnos en lo que podríamos haber sido.
Polley aporta austeridad, claridad, coherencia dramática y, como decíamos más arriba, demuestra un dominio tal de la metáfora visual como para adelantar a nuestro subconsciente lo que se nos va a contar durante casi dos horas en una preciosa secuencia de créditos iniciales en la que la pareja protagonista practica esquí de fondo. Los surcos que dejan al avanzar, sus respectivos caminos, se acercan, se alejan, se vuelven a acercar, en una sucesión de planos hermosamente encuadrados e iluminados, montados al ritmo al que evoluciona una relación que dura casi cincuenta años y acompañados por una música hipnótica que nos hace penetrar en la historia de forma casi subrepticia.
Y es aquí, al final de estas líneas, donde volvemos al primer plano de Julie Christie que, después de saber lo que está pasando por su cabeza, adquiere un nuevo significado para el espectador. Para ella podría haber supuesto un nuevo Oscar aunque lo más importante es lo conseguido por Sarah Polley, que no es otra cosa que transportarnos, a través del rostro humano, a lugares a los que un rato antes ni remotamente esperábamos viajar.
Copyright del artículo © Manu Zapata Flamarique. Reservados todos los derechos.
Copyright de las imágenes © 2013 Foundry Films, Capri Releasing, HanWay Films, Echo Lake Production. Cortesía de Notro Films. Reservados todos los derechos.
Lejos de ella
Directora: Sarah Polley
Intérpretes: Julie Christie, Gordon Pinsent, Olympia Dukakis
Duración:110 min.
Canadá, 2006
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