Horacio Aragona seguramente sea una de las mejores personas que conozco. Cada martes, desde que entablamos amistad virtual, me envía un link con el artículo que publica Rodrigo Fresán en Página12. De hecho, el título de este post es un homenaje los tres. A Azkona, a Fresán y Horacio, por orden alfabético un poco peculiar. Ahora me fijo en la semejanza de apellidos entre Azkona y Aragona. Uy. Y ambos tienen alter-egos. Uyuyuy. Bueno: yo había puesto la TV pensando disponer de algún canal donde ver el Argentina-Irán. Pero resulta que no. A cambio, un canal de séptima categoría me regala un delirante programa en el que Steven Seagal va vestido con un uniforme de ayudante de Sheriff y se dedica a acompañar a una patrulla de la policía USA a la búsqueda de casos callejeros de distinta índole, coches robados y eso. Persecuciones, malos tratos, tiroteos. Es uno de esos programas que está doblado pero que se deja que la voz original quede en una especie de segundo plano. Seagal se toma muy en serio ese papel: parece ser que la fuente que parecía inagotable (las películas basadas en el guión tipo que esperaba una vida tranquila tras un pasado siendo una máquina de matar debe resignarse a que esa vida tranquila no va a producirse pues no hace más que encontrar peligrosos criminales donde quiera que vaya) se ha agotado, y Seagal se ha decidido a traspasar la barrera de la pantalla. El programa es de una simplicidad sonrojante: cuando las cosas van bien, creo que ahora han rescatado un perrito que van a dar en adopción, = música alegre; antes han pillado a un nigger que conducía con una lata de cerveza abierta = música solemne.
Mi amistad con Horacio se fundamentó en una primera discusión enconada sobre Eduardo Galeano. En que Dónde Pereira (el hombre antes conocido como Cuándo Pereira y aún antes como Quién Pereira) hincaba una y otra vez sus caninos en la yugular del brillante pero narcisista escritor uruguayo, y Horacio lo defendía. No a capa y espada, pero si intentando que por lo menos no se le linchara. Luego descubrimos ciertas afinidades ideológicas (capas de marxismo matizado, de crítica hacia el capitalismo, de intolerancia ante el totalitarismo, de escepticismo ante el populismo) y futbolísticas (de las que estoy algo en excedencia: he descubierto para mi horror que los valors dejan de serlo cuando dirigentes que han estudiado en escuelas de negocios los convierten en argumentos de venta o en elementos de diferenciación de producto).Y no es que no discrepemos: aunque nos une una pasión por la música (de distintos tipos, pero siempre a espaldas del mercantilismo), la suya es una actitud de mayor rigor técnico y formativo y yo siempre creo en que cierta pasión puede suplir ciertas limitaciones. Pero son discrepancias sanas y que no van a llegar a la vía diplomática. El caso es que quiero que lo sepa: que aunque suelo contestar pocas veces y suelo ser poco expresivo en mi aprecio en el día a día, porque tiempo es algo de lo que no voy sobrado, eso no quita lo mucho que le aprecio y lo mucho bueno que le deseo.
Ah: el tipo de la foto no es él. Es Boi Ruiz, actual conseller de Sanitat de la Generalitat, de CiU, partido cuya pose nacionalista de caracter oportunista y ambiguo no va a hacer que olvide que está adscrito en el grupo (ultra)liberal del Parlamento Europeo. Responsable de los recortes en sanidad que hacen que la estancia en hospitales públicos sea, para gente que se ha pasado toda la vida cotizando para pagarlos, menos agradable y menos confortable de lo que debería. ¿Dónde está ese dinero? ¿Por qué hay que traerse el agua de casa? ¿Por qué cosas como las cremas para la irritación cutánea se suministran en dosis claramente insuficientes? Situaciones como esa llevan a la incomodidad y al desánimo. El estado anímico, en ciertos aspectos, es clave en la curación o en la mejoría. El estado anímico conduce a una espiral hacia abajo o hacia arriba a ciertas personas cuya fragilidad física o emotiva esa condición puede permitirles superar momentos difíciles. Recórtense el sueldo, señores altos cargos de grandes empresas públicas que compatibilizan con cargos o altas cuotas de accionariado en sociedades privadas. No me hagan concebir teorías como la de pensar que, detrás de esos recortes haya meticulosos cálculos sobre los ahorros que un leve recorte de la esperanza media de vida pueda representar para los caudales públicos,por el ahorro de pensiones. No querrán que haga eso.