Magazine

Homofamilias

Publicado el 01 julio 2010 por Encantada
HomofamiliasAyer por la noche mi novia y yo estuvimos viendo la película-documental Homofamilias, que retransmitieron por la 2 con motivo de la semana del Orgullo.
Personalmente, la encontré bastante realista. De hecho, hubo momentos en que me aburrió un poco, porque era tan real que tuve la sensación de estar viendo la película de mi vida o de la de cualquier otra lesbiana retransmitida por televisión, lo cual, evidentemente, tenía un interés relativo. Después, pensé que esto podía ser muy importante, no para nuestra comunidad, sino para el resto: la película mostraba la cotidianeidad de varias familias con miembros homosexuales (madres, padres, hijas, hijos, etc.), algo que puede resultar ciertamente revolucionario para aquellos que todavía creen que los homosexuales nos dedicamos a vivir en una orgía sempiterna, sin trabajar ni estudiar ni preparar la comida, sin acompañar a nuestros hijos al partido, sin tener una conversación con un compañero de trabajo, sin participar en las celebraciones familiares, etc.
Acerca de la maternidad, hubo dos puntos que me turbaron un tanto, aunque reflexionando posteriormente me he dado cuenta de que he de darles una respuesta si es que quiero ser madre algún día.
El primero tiene que ver con los hijos e hijas de madres y padres homosexuales. En la película, varios de ellos daban su opinión, hablaban de sus sentimientos y de sus experiencias, destacaban sus puntos fuertes y sus dificultades. Reconozco que sus miedos, sus experiencias negativas, sus problemas, me dejaron bastante preocupada. Hubiera preferido, honestamente, escuchar un discurso monolítico que me hubiera ofrecido una imagen idílica sobre la maternidad lésbica: un discurso en el que los hijos mostrasen su seguridad, su convencimiento, su valentía sin fisuras. Y no es que no apareciera nada de eso, pero también estaba lo otro. Esto me hizo entender que, al igual que yo tengo mis días (en algunos reboso orgullo y en otros homofobia interiorizada), ellos también los tendrán. Y puede que sean más valientes que yo, o al menos que yo en algunos momentos, pero también es posible que estén más asustados y se retraigan más de lo que desearía, a pesar de mis ánimos y de mi apoyo. Como decía una de las madres de la película, fue su decisión tener a su hija y también lo fue vivir fuera del armario; sin embargo, las decisiones que su hija tome en la vida serán suyas, ella decidirá cómo vivir el hecho de tener dos mamás, y tendremos que respetar sus emociones, pensamientos y experiencias como deseamos que se respeten los nuestros.
El otro punto tiene que ver con la figura del donante. La película estaba grabada en Northampton, Estados Unidos, donde existe una ley por la cual los hijos concebidos tras una inseminación artificial tienen la posibilidad de conocer posteriormente al donante. Tanto las madres como los hijos e hijas mostraban su preferencia por esta posibilidad, siempre que el donante respetase los límites de su función. En España, esta posibilidad no existe, puesto que todas las donaciones deben ser anónimas o, de lo contrario, el donante adquiere derechos y obligaciones con respecto al niño, desplazando a la otra madre. La verdad es que, en un primer momento, la idea de un donante conocido me horrorizaba, supongo que porque me generaba mucha inseguridad. Sin embargo, poco a poco me va pareciendo más interesante, puesto que, al fin y al cabo, es necesaria la aportación de un hombre para poder tener un hijo, y el hecho de que sea conocido puede humanizar un proceso sumamente medicalizado y artificial. Además, es posible que contar con esa figura, aunque sólo fuera anecdóticamente, ayude a los hijos a integrar su identidad y a facilitar su socialización. Todo esto me hace preguntarme cuál sería la mejor opción y sus posibilidades reales, teniendo en cuenta las circunstancia legales que tenemos en España.
Después de ver esta película, me he dado cuenta de un hecho que, hasta hace poco, no pasaba de ser un intuición: que vivir un vida plena como lesbiana es la consecuencia de una decisión consciente, de una lucha diaria por entender y respetar lo que somos, de una comprensión profunda de lo que eso significa y conlleva; no el fruto azaroso de un dejarse llevar, cruzando los dedos porque lo que eres no te plantee demasiados problemas. En el caso de la maternidad lésbica, este hecho se hace mucho más evidente, puesto que ya no se trata sólo de ti, sino de otras personas a tu cargo para las que conviene servir de modelo positivo sobre cómo enfrentarse a esa realidad.
Encantada de atreverme simplemente a planteármelo.

También podría interesarte :

Volver a la Portada de Logo Paperblog

Quizás te interesen los siguientes artículos :

Sobre el autor


Encantada 11 veces
compartido
ver su blog

El autor no ha compartido todavía su cuenta El autor no ha compartido todavía su cuenta

Dossier Paperblog