Otro pequeñín para la sección minicuentos.

Hora de dormir
La blanquecina luz a su alrededor le lastimaba los ojos. En aquella claridad, solo podía ver sombras. Caminó como flotando hasta llegar a la pequeña casa de piedra. Se deslizó por una rendija a duras penas. Siempre era más difícil cuando volvía.
Se dirigió al fondo de la única habitación. El fresco interior lo tranquilizó. Abrió la cama y se recostó en su colchón de madera. Satisfecho, con su estómago lleno y calentito.
