“Standing in the pouring rain
All alone in a world that’s changed” Los Lobos
Director: Kinji Fukasaku
Año: 1975
País: Japón
94 min.
Fotografía: Hanjiro Nakazawa
Música: Toshiaki Tsushima
Guión: Tatsuhiko Kamoi, Hirô Matsuda según los libros Kanto yakuza mono y Jingi no hakaba de Goro Fujita
Reparto: Tetsuya Watari, Tatsuo Umemiya, Yumi Takigawa, Eiji Go, Noboru Ando, Mikio Narita, Kunie Tanaka, Shingo Yamashiro, Reiko IkeGraveyad of honor (en su más conocido título internacional, Jingi no hakaba en el original y Le cimetiere de la morale en hermoso y muy poético francés) es uno de los trabajos más celebrados de Fukasaku dentro de este proceso desmitificador (curiosamente emprendido desde dentro de la Toei, la misma productora de los filmes clásicos demostrando la atención a las nuevas modas) pese a que la fórmula aplicada por el autor comience a dar signos de fatiga, no tanto por no seguir siendo válida como porque había sido puesta a trabajar a plena potencia desde 1973
Kinji Fukasaku pilotando el cambio
a 1975 con Battles without honor and humanity y sus 4 secuelas originales (lo que da un enorme film-río de absoluta coherencia interna que ha aparecido editado como The Yakuza Papers) y su tres siguientes exploits bajo el nombre de New battles without honor and humanity.
Aunque tampoco sería descabellado hablar igualmente de plenitud -hay que tener en cuenta que, además de The Yakuza Papersel autor ya había comenzado a ensayar el cambió infiltrando thriller puro en las constantes clásicas y trasladando el géro a la época contemporanea en trabajos anteriores como Sympathy For the Underdog (Bakuto Gaijin Butai) o Street Mobster (Gendai Yakuza: Hito-kiri Yota) en el 71 y el 72 respectivamente-, por mucho que la mayoría de recursos estéticos y la manera en la que se hace responder a la cámara a la convulsión interna de los protagonistas ya estén periclitados: sigue el brío documental (que incluye hasta entrevistas con los familiares del protagonista una variante escasamente disimulada sobre Rikio Ishikawa, una auténtica leyenda del sub-mundo que asaltó la prensa en los años 40 y 50 por revelarse contra su jefe e intentar asesinarlo emprendiendo luego un largo periplo de prisiones y destierros) con fotomontajes y sobreimpresiones que saturan de información, uso de virados en sepia –en este caso para dar un tono degradado, entre lo irreal y lo sórdido a los recuerdos del personaje y a
Consciente de necesitar un “algo más” Fukasaku extrema un melodramatismo tremebundo que esquiva cualquier posibilidad de reblandecer la propuesta reciclándolo en una furia nihilista, autodestructiva y terminal con la que añade un componente lírico y fatalista enriquecedor a la historia de ese matón proteico, ultraviolento e infantil. Un personaje totalmente asocial -ajeno tanto a la “sociedad civil” como al mundo de “los hombres del camino extremo” (parafraseando uno de los sensacionales capítulos de esa pionera entrada en español al cine criminal japonés que es Yakuza Cinema. Crisantemos y dragones de Carlos & Daniel Aguilar), en definitiva un individualista extremo en una cultura de la colectividad como
Igualmente Fukasaku abre otras vías metafóricas que aireen su agobiante formalismo desquiciado y permite que toda la película se desarrolle en un largo flashback que comienza y termina en el tejado de una prisión con el anti-héroe sentado y envuelto en una manta, como un pájaro preparado para volar, para ser libre de todo empezando por él mismo (esa analogía de la ingravidez y la libertad reaparecerá insistentemente a lo largo de la película con el más claro
La película conoció un remake nada desdeñable en 200(Shin jingi no hakaba) por parte del inabarcable Takashi Miike (entre otras cosa uno de los renovadores del yakuza eiga desde los 90) que suponía un curioso (y largísimo, por desgracia) choque entre el hipercinético y colorista estilo “fukasakiano” (al que refiere visualmente en no pocos momentos, especialmente en esso seguimientos por la espalda) y la abstracción y el extrañamiento propios del Miike más serio, a los que se añadían aires “nuevaoleros” e influencias de Jim Jarmusch, Seijun Suzuki o incluso el heroic bloodshed hongkonés en un conjunto a veces fastidioso por una insistencia en la sordidez insoportable, pero estimulante en su poética del abismo.
Archivado bajo:70's, acción, Asian style, Graveyard of honor, Gremio de artesanos, Japón, Kinji Fukasaku, Melodrama, Politique des auteurs, Thriller Tagged: 70's, asesinato, autodestrucción, ídolo popular, carcel, ciudad, crimen, delirio, droga, El Caso, escapar, fatalismo, frenesí, furia, gangsters, Graveyard of honor, individualismo, Japón, jitsuroku eiga, Kinki Fukasaku, libertad, lirismo, locura, medios, Melodrama, muerte, nihilismo, Noboru Ando, outsider, sangre, sociedad, sordidez, terminal, Tetsuya Watari, tiros, tumba, venganza, violación, violencia, yakuza