La vida consiste en crecer. Como persona, como se humano, intelectualmente. Desde que nacemos hacemos el esfuerzo de despegar como un avión de nuestro letargo e ir subiendo poco a poco hasta alcanzar las cotas máximas. Una vez ahí, fluctuamos. Subimos, bajamos, tropezamos, regresamos y salimos lanzados....vivimos. Pero hasta el avión más potente o el pájaro más adaptado deben saber cuando parar de volar. Decir "Nunca" es mentir a tu cabeza para forzar tu mente.
Y es entonces cuando, simplemente, planeas. Planeas esperando encontrar un lugar, un tiempo, un atisbo de Felicidad. Abres tus alas por entre las nubes con el mínimo esfuerzo pero con la belleza necesaria para mantenerte erguido. Magestuoso, sin ostentaciones, dejando fluir. No compitiendo con el espacio, ni con el tiempo. Solo la vida y tú.
Porque a veces saber retirarse a tiempo es una muestra de cordura y valor, saber estar en un segundo plano, vestirse de silencios y desnudarse de miradas.
Hoy empecé a morir. Justo en el mismo monento que dejé de tenerte.