Hoy he visto copiada esta imagen
y he sentido un placer al mirarla,
una rosa y un barco en el cuadro,
que rompían la paz de las aguas.
Ese mar que es la vida sencilla,
donde van los gorriones sin casa,
donde acuden las almas inquietas
a encontrar ese amor que les falta.
Más la rosa no sabe de amores
ni la barca de cosas extrañas,
la primera amanece temblando,
la segunda navega hacia el alba.
Hay rocío en los pétalos tristes,
hay candor en la rosa que habla,
y suspiros arrancan las velas
de ese barco con velas que avanza.
Me parece escuchar a los dioses
y cantar a los elfos y hadas,
no sé bien donde está mi locura
o si son nada más las resacas.
Pero hay que mirar sin sorpresas
estos rayos de luz y esperanza,
que nos deja la imagen que he visto
y quedó muy prendida a esta carta.
Unos versos que son un poema,
unas letras que viven y claman,
sensaciones diversas, sin duda,
en un mar verde azul y de plata.
A este mar yo le canto y le escribo
y le digo que sí, que me encanta,
que quisiera dormirme en su lecho
con la rosa y la barca que pasa.
"...Hoy he visto copiada esta imagen
y he sentido placer al mirarla,
recordé tantas tardes felices
de mirar y soñar esta estampa..."
Rafael Sánchez Ortega ©
10/02/15