Hoy he visto las nubes oscuras
anunciando que llega el otoño,
otra vuelta de tuerca, en el tiempo,
y se tiñen los cielos de enojos.
Yo quisiera que el tiempo pasara
y viniera la paz a nosotros,
aunque fuera desnuda y temblando,
y vistiera de azules y rojos.
Porque el tiempo que llega prosigue
y no sabe de cuerdos y locos,
aunque marque el reloj su cadencia
y su paso se vuelva furioso.
Pobre tiempo que vas y que vienes,
bordeando sonrisas y enojos,
como el mar en la playa que rompe
con resacas que son mil sollozos.
Hoy he visto a las nubes oscuras
empezar a llorar poco a poco,
y lloré, como lloran los niños,
y quedaron mojados mis ojos.
Pero tú, cuidadora del tiempo,
la que calmas mi sed sorbo a sorbo,
la que sigues mis huellas furtivas
conseguiste que amara de pronto.
Y te amé con el mismo remedio
con que tú conquistaste mi asombro,
y te vi con el alma imposible
de ese niño que juega con globos.
Es por eso que grito tu nombre
y responde con eco el arroyo,
y me dice que sí, que adelante,
que el meandro que falta es muy corto.
"...Hoy he visto a las nubes oscuras
y soñé con mil sueños hermosos,
allí estabas, conmigo, en mis brazos,
con tus labios temblando, en el fondo..."
Rafael Sánchez Ortega ©
22/09/15