Espero que te haya quedado bien claro. Hoy mando yo, independientemente de tus trucos de magia y de tu capacidad de liderazgo. Soy la reina de mis días, una noticia de máxima actualidad, la fotografía que guardarás con añoranza, el libro que inevitablemente volverás a leer. Soy una estrella que destila elegancia, esa niña que guarda sus sueños bajo llave en el baúl de la niñez, un pastel sin fecha de caducidad, una promesa que no te atreverías a romper, el secreto que mejor sabrás guardar, un gesto de complicidad, la superación personal en su estado más puro. Hoy mando yo, que para eso tanto he luchado, te quito tu puesto de heroína corrompida y me asigno la corona. No quiero dramas, que bastante he sufrido. Digo adiós a mis miedos y a tus vicios, serían una carga demasiado pesada en mi sendero de gloria. Lo tengo todo planeado, todo bajo control. ¿Cómo crees sino que he llegado hasta aquí? Hoy ha caído tu imperio, querida vida, tu opositora te ha derribado. De todas mis revoluciones ésta ha sido sin duda la más metódica, la más disciplinada, la más estudiada. Tranquila, que no voy a perder mi tiempo pidiéndote explicaciones ni reclamándote lo que me has robado por el camino. Pero mi desafío sigue en pie, no quiero hablar de pactos. Hoy te robo los papeles, señora vida, y me apunto esta victoria. Hoy, por fin, mando yo.