Hoy os invito a sonreir con...

Publicado el 16 junio 2011 por Hada
MI PROPIO Y PERSONAL ECLIPSE

Ayer, los humanos que habitamos gran parte del hemisferio norte terrestre pudimos ser testigos de un eclipse total de Luna. Tenerife -y más concretamente el Parque Nacional del Teide- constituían dos de los mejores lugares desde donde poder contemplar tan precioso fenómeno. Así que, pese al calor reinante y al malestar físico que las altas temperaturas me procuran, convencí a mi amor de vidas para largarnos hasta las faldas del imponente volcán y pasar una tarde-noche especial... Y llevándonos, además, a Rocky y a Chispa, dos de nuestros perros con nosotros.

Lo que leeréis a continuación no es otra cosa más que la descripción real de todo lo que nos sucedió yendo en busca del señor eclipse.


18:00 horas: mi compañero decide sacar a pasear y a correr a Blondie, nuestra giganta canina para que no se quede demasiado triste al ver que nos llevamos a los peques con nosotros. Blondie marea en coche y montarse en él le supone, siempre, una experiencia traumática.

18:15 horas: meto en una bolsa plástica un par de manzanas, dos botellas de agua con gas, varios paquetitos de galletas "crackers", una sudadera gruesa y varios chupetes (chupa-chups para los foráneos).

18:30 horas: oigo que Blondie y él ya están de regreso mientras me embuto en mis leggins negros, mi túnica gris, mi chubasquero perico y mis botas de trekking. Acabo de hacerme dos coletas bajas. No hay tiempo para trenzas.

18:45 horas: salimos rumbo a la base del Teide, con Rocky y Chispa locos de contento en el amplísimo maletero de mi Pampita.

19:00 horas: los perros tosen reiteradamente. Le comento a mi pareja que en cuanto pueda paro el coche para que se baje y mire a ver cómo van.

19:15 horas: me detengo en un ensanche bastante amplio del arcén de la carretera secundaria por la que ya enfocamos rumbo al Teide. Chispa y Rocky parecen estar perfectos. Recibo un SMS de un familiar político directo comunicándonos que alguien que lleva años luchando contra una larga y dolorosa enfermedad se halla viviendo sus últimas horas. Recuerdo que no hemos llamado a la clínica para saber de Floren.

19:20 horas: Rubén nos comunica que Floren está evolucionando bien pero que sigue sin ganar peso. Mañana ya podremos ir a buscarle. Devuelvo SMS.

19:25 horas: meto la llave en el contacto ¡Y PAMPITA NO ARRANCA!

19:26 horas: Nada, no hay forma de hacerla arrancar. El fusible -o lo que sea- del bloqueo anti-robo de la llave debe ir peor que ZP en una cola del INEM, lo he activado sin querer al agarrar el llavero y Pampita no puede arrancar.

19:30 horas: me voy poniendo histérica mientras mi amor de vidas, como siempre, se muestra absolutamente relajado, confiado y tranquilo. Los perros no me ayudan pegando botes en el maletero.

19:35 horas:  tras pulsar 38750935 veces el botón de la llave y probar a arrancar, continuamos parados en mitad de la nada, mientras los conductores que se cruzan con nosotros nos miran preguntándose qué hacemos allí.

19:40 horas: me niego a colocar los triángulos de aviso de avería aún, pero comienzo a sopesar la idea de llamar a la grúa de mi aseguradora...De los nervios total cuando me doy cuenta de que al maletero le da el sol de pleno y temo por los perros. Mi compañero, mientras, sigue pidiéndome la llave para volver a pulsarla, relajadito y sonriente...

19:45 horas: tras llamar a mi padre y comentarle que lo mismo tiene que venir a buscarnos (no me veo montada en la grúa con los perros) me doy cuenta de que no están ni mi pareja ni los bichos. Salgo del coche a ver dónde se han metido. Están disfrutando de un paseo por unos terrenos cercanos con varios almendros plantados. Rocky y Chispa menean los rabos encantados con tamaña aventura.

19:50 horas: me dan ganas de lanzar la llave barranco abajo, encochinada total.

19:55 horas: Chispa y Rocky vienen como locos de contento, mientras su amito humano llega tan pancho, probando un almendruco que está verde y amargo: "¡lo que nos faltaba es que te entren cagaleras!", le comentó.

20:00 horas: vuelvo a llamar a mi padre para explicarle en qué punto concreto nos hallamos. Si en media hora no vuelve a saber de mí, se viene al rescate. A las y media llamaré al teléfono de ayuda de mi compáñía de seguros.

20:05 horas: recibo nuevo SMS deseándonos ¡feliz eclipse!...0_o... Creo que el móvil acabará barranco abajo junto a la llave.

20:10 horas: acaricio el volante, exclamo en voz alta: "¡vamos, Santa Rita, ayúdame!". Giro la llave y PAMPITA ARRANCA, suave como la seda. Mis ojos se abren como platos. Mi amor de vidas y yo decimos a la vez: ¡velón para Santa Rita!

20:11 horas: llamo a mi padre para comunicarle que ha arrancado y que nos regresamos para casa.

20:12 horas: doy la vuelta en una calle de un caserío cercano.

20:13 horas: "en cuanto lleguemos a casa, cambias la llave por la otra", me dice él.

20:15 horas: circulamos por la carretera principal -de alta montaña, sin arcenes, estrechísima, repleta de curvas cerradas y con precipicios a nuestra derecha- rumbo a nuestro Refugio Verde. Me pican hasta las pestañas, de los nervios que he pillado.

20:18 horas: unos "killacos" en un Opel Corsa blanco, de hace más de 20 años, tuneado, nos adelantan, con el equipo de música a tope escupiendo ruidos semiacompasados a todo meter. Ha aparecido de la nada porque va a por lo menos 80 kms/h cuando en ese tramo la máxima velocidad de seguridad debe rondar los 50. Justo cuando se ponen casi a mi altura veo que de detrás de la curva que tengo a menos de 20 metros aparece un Mercedes de alta gama. En él, una pareja de sesentones. Los anormales del Opel ni se enteran. No me da tiempo ni a pitarles. Reduzco marchas, freno y me sale un "¡nooo!" de dentro, reflejo. Sólo veo la cara de terror del señor del Mercedes, ante el coche que se les viene encima, de frente. El pobre hombre lo que hace es girar el volante hacia la pared de roca de la montaña para que el impacto, al menos, sea un tanto lateral y les pita. No entiendo aún cómo no sucedió nada. El gilipichis del Opel aceleró y por una milésima de segundo escapó de un accidente mortal de necesidad. Continuaron carretera arriba, como si nada, bailando dentro del coche.

20:19 horas: "hay que ser gilipollas", repite mi copiloto.

20:20 horas: "hay que ser gilipollas", vuelve a decir.

20:21 horas: "tremendo pedazo de gilipollas", reitera.

20:22 horas: "seguro que en casita lo vemos genial, ya verás", me dice intentando animarme. Supongo que cae en la cuenta de la ilusión que me hacía esa tarde-noche diferente.

20:25 horas: ya vemos el comienzo de nuestro caserío. Nos hallamos justo en el extremo opuesto a nuestro Refugio verde.

20:28 horas: metemos a Pampita en el garaje y llamo a mi padre para comunicarle que finalmente estamos a buen recaudo.

20:30 horas: escucho varias sirenas y pienso que ya se la pegaron los tontos del Opel Corsa...También pienso: ¡seguro que son culerdos!

20:32 horas: enciendo la vela para Santa Rita.

20:35 horas: subimos a la azotea. La puesta de sol es espectacular y comienzo a hacer fotos a diestro y siniestro.

21:35 horas: las montañas que nos rodean nos impiden ver el comienzo del eclipse. Optamos por bajar y vigilar a Selene desde la terraza de la cocina.

21:45 horas: la diosa lunar comienza a hacer su aparición tras la montaña. Reclinados en las cómodas hamacas verdes, con nuestra coneja Chispita corriendo, libre, ante nosotros, contemplamos la finalización del eclipse. Los perros de la zona ladran y aúllan.

23:00 horas: el bluetooth no quiere trabajar y no me deja pasar las fotos...Grgrgrgrgrgrgrgrgrgrgrgrgrgrgr...Sólo queda una hora para que acabe el día...¡AL FIN!

23:15 horas: Rocky y Chispa le dicen a Blondie: ¡y no nos llevaron al veterinario, pese a montarnos en la furgoneta! ¡¡¡Están todos locos, estos humanos!!!