Publicado el 09 noviembre 2012 por Isabel Martínez Barquero
@IsabelMBarquero
Está nublado, amenaza lluvia, la humedad se siente en los huesos y en las entretelas del espíritu, pero esa señora de la foto, la misma a la que no le da vergüenza apodarse Desalmada, canta en la ducha la canción de Serrat a voz en grito, inconsciente como ella sola sabe serlo. Hoy presenta su libro "Linaje oscuro". Será a las 20,00 horas en el salón de actos de la Biblioteca Regional de Murcia, y estará acompañada por su editor, Alberto Trinidad, y por sus ya amigos, Pascual García y José Cantabella. Lleva un par de semanas donde no para un segundo, que hasta a la radio (Radio 8 Murcia) se fue el miércoles, donde le hicieron la foto que le he birlado para esta entrada. Quiere llegar a todo y no llega a ninguna parte, pues -como suele ocurrir cuando se presentan acontecimientos notables en la vida- las cosas se complican y a ella se le ha puesto rebelde un canino y desde la semana pasada gira visitas a días alternos al dentista, una ocupación que detesta profundamente, como la mayoría de los mortales. Pero ese colmillo se le ha amotinado al habérsele sustraído el nervio que se suicidó por su cuenta, sin permiso ni miramiento de ningún tipo hacia las fechas importantes que son para la anfitriona de sus desmanes. No obstante el campo de batalla con el hipoclorito y otros nombres raros de reminiscencias asépticas, ella sigue con el optimismo en pie a pesar de los antibióticos y de los feos gestos de la atmósfera y ahí anda tentando más a la lluvia mientras desafina con la canción de Serrat. Pido en su nombre disculpas por su retraso con todos ustedes, que lo cierto es que apenas ha tenido un rato reposado en las últimas dos semanas. Sé que cuando vuelvan las aguas a su cauce podrá dedicarles la atención que merecen y a mí me tratará como corresponde, que ya ven: hoy cumplo tres años y ni una fiesta me ha preparado, aunque en confianza les diré que ya es bastante festejo para mí el que Isabel presente su libro, que la veo contenta y emocionada y eso me pone a mí contento también. Hoy no me meteré en exceso con la jefa, seré un buen Cobijo, y cantaré feliz al compás de Hoy puede ser un gran día.