H.P. Lovecraft: el solitario padre del terror

Publicado el 18 mayo 2015 por Cabaltc

Los que hayáis leído otras de mis entradas ya sabréis que me apasiona el género de terror. Desde muy pequeño tuve la oportunidad de leer a dos grandes del género: Edgar Allan Poe y Howard Phillips Lovecraft. Relatos e historias como El Pozo y el péndulo, El caso de Charles Dexter Ward, Las Aventuras de Arthur Gordon Pym, Las Montañas de la Locura alimentaron mi ya de por si imaginativa mente a una edad de unos 13/14 años.

Sin embargo, estas últimas dos semanas ha dado la casualidad de que he empezado a leer dos libros diferentes en los que, la atmósfera, la historia y el alma que mora en ellos me ha recordado extremadamente a la escritura de Lovecraft. Y llevo inquieto desde entonces dándole vueltas y más vueltas a una pregunta.

¿Qué hizo H.P. Lovecraft para ser la fuente de inspiración de tanto artistas?

Lovecraft, la musa errante del siglo XXI

El primer libro que me trajo de vuelta mis recuerdos sobre Lovecraft es uno de los últimos escritos por Greig Beck (os hablé de él hace unos meses y de su libro Proyecto Arcadia). Su título es Book of the Dead (El Libro de los Muertos en castellano, aunque no hay traducción de este libro a nuestro idioma). No es que me haya recordado a la recargada prosa de Lovecraft, sino que es un libro que utiliza a Abdul Alhazred y su Necronomicón, junto con los sempiternos Primigenios como base para crear una escalofriante historia. De hecho es por su prologo por lo que me decidí a escribir mi relato El Nigromante.

Es el segundo grupo de libros que me he comprado en menos de una semana, y del que ya me he leído el primero, el que tiene una atmósfera que se asemeja mucho a las ideas de Lovecraft. Se llama La Trilogía de Southern Reach y está escrita por Jeff VanderMeer. No os doy detalles, puesto que el miércoles publicaré mi reseña del primero de sus libros (Aniquilación), pero baste con decir que crea un mundo dentro de nuestro mundo tan imaginativo e inquietante que el nombre Lovecraft vino rápidamente a mi mente.

Y, al coincidir ambos libros en su inspirador, eché un vistazo a mi biblioteca de Terror. La práctica totalidad de los autores que la componen citan entre sus autores más influyentes a H.P. Lovecraft. Stephen King, Adam Nevill Greg Beick, Jeff VanderMeer son algunos de ellos. Pero también tenemos juegos de rol (La Llamada de Cthulhu), las películas con inspiración lovecraftiana (Dagon, El innombrable, …), grupos musicales como Cradle of Firth o Iron Maiden,…, videojuegos (Alone in the Dark), el juego de tablero Arkham Horror… es imposible condensar toda su influencia en un sólo párrafo. Ni siquiera en un sólo artículo.

¿Cómo un autor que vivió y murió en la más absoluta miseria, sin reconocimiento ni gloria por sus obras, se ha convertido en la fuente de inspiración de tantas generaciones?

H. P. Lovecraft | ERDC

La vida de Lovecraft

Si echamos un vistazo a la biografía de Lovecraft (o en su defecto a su extensa entrada en la Wikipedia), podremos recorrer sus 46 años de existencia. Y en ese recorrido hay un detalle que sobresale al resto: la tragedia, la soledad y la tristeza poblaron su vida desde el principio.

Su padre murió debido a una serie de trastornos neurológicos cuando Lovecraft tenía tan sólo 3 años y su madre descargó sus frustraciones como burguesa venida a menos en su único hijo, causándole una serie de trastornos de la personalidad. Dedicándose a sobreprotegerle, sometiéndolo a una estricta disciplina, apartándolo del resto de niños por considerarlos inferiores y diciéndole que feo como era no conseguiría triunfar en la vida. En definitiva, una dura infancia marcada por la tragedia y una férrea disciplina materna.

¿Es entonces la tragedia la causante de todo? No. A este ecosistema hay que sumar que Lovecraft era un niño prodigio: recitaba poesía a los dos años, leía a los tres y empezó a escribir a los seis o siete años de edad. Inteligente, imaginativo, inquisitivo, auténtico devorador de libros y, sobre todo, extremadamente inquisitivo con todo. Mientras sus compañeros querían jugar a juegos fundamentalmente físicos, el prefería imaginar un inexistente pero increíble mundo a su alrededor.

Y además de todo, extremadamente sensible. Sufrió varias crisis nerviosas a lo largo de su existencia que le postraron en cama y le impidieron hacer ciertas actividades normales.

Ahora si que tenemos un caldo de cultivo propio de un genio.

Lovecraft el «escritor»

Lo más destacable de Lovecraft, es que nunca consideró que tuviera que dedicarse a la profesión de escritor. No esperaba ni reconocimiento ni remuneración por sus obras, llegando a decir que un caballero no intenta darse a conocer, lo deja para los egoístas arribistas y mezquinos. Algo que llevó hasta el extremo, ya que a pesar de su extrema pobreza nunca intentó hacer lo contrario y dedicarse de lleno a vender su obra y obtener un beneficio por ella.

Y así fue como murió este genio. Sólo, pobre y sin reconocimiento alguno. Sin embargo, a lo largo de sus 46 años acumuló algo así como 100.000 cartas escritas, unos cuantos centenares de relatos y algún escrito más extenso (como las montañas de la locura o el horror de Dunwich).

Menos mal que decidió formar un pequeño circulo literario de colegas con los que compartía su pasión por la escritura (los Amigos de Lovecraft), porque fueron ellos los que se empeñaron en sacar a la luz toda su obra. Y gracias a ellos tenemos hoy en día todo su material.

¿Es entonces por esto por lo que es tan conocido hoy en día? ¿Un escritor con historia trágica, final más trágico todavía y unos admiradores que intentaron elevar su nombre de manera póstuma?

Yo creo que no, muchos son los escritores que tienen vidas trágicas, finales trágicos y amigos que pueden intentar elevar su obra mas allá de lo imaginable. Y no por ello perduran en nuestro recuerdo 100 años después.

¿Es entonces Lovecraft un genio por su literatura? Aquí voy a mojarme un poco más… porque sinceramente creo (bueno, yo y muchos de los artículos que he revisado para empaparme de la historia de Lovecraft) que no era buen escritor. Su inglés arcaico, su abuso de la adjetivación y su utilización de adjetivos que raramente se utilizan (ciclópeo, atávico, arcano, numinoso, …) no lo hacen precisamente un escritor brillante.

¿Entonces cuál es la magia de Lovecraft?

La imaginación de Lovecraft

La clave de su magia está en el increíble universo que nos dejó. Su afán por lo cósmico, por demostrar que la humanidad no es sino una mísera mota de polvo en un universo poblado por terribles seres infinitamente más poderosos que nosotros… El verdadero legado de Lovecraft está más allá de sus palabras. Su legado son todos y cada uno de los mundos que nos dejó, de cada uno de los dioses Primigenios, Arquetípicos, Exteriores con los que fue poblando sus relatos.

Su maravillosa capacidad para explorar un mundo onírico y para volcar en un papel sus pesadillas y miedos más personales. Y luego trasladar todos aquellos pensamientos destructivos sobre la humanidad y la mente humana junto con los horrores que su mente creaba. Los informes Yog-Sothoth, el ciego y lobotomizado Azathoth y el ingente número de pequeñas, horribles y desquiciantes criaturas con las que jugueteaba.

Cthulhu_sketch_by_Lovecraft

Y a todo esto hay que sumarle su constante desprecio por la mente humana. Su terror se basa en la fragilidad de esa mente, en la facilidad con la que un horror innombrable venido de las estrellas puede hacernos enloquecer. Ese es su verdadero legado. La fragilidad de la mente, la cantidad de horrores que pueblan las estrellas, los posibles mundos ocultos que encierran nuestros sueños…

Si algo hizo Lovecraft fue abrirnos la mente a unos mundos que nada ni nadie se había planteado. Él fue quien nos enseñó la puerta, y desde entonces hemos sido nosotros los que, gracias a él, la hemos cruzado para estudiar e investigar qué es lo que hay al otro lado.

Él nos abrió los ojos, y gracias a él despertó la imaginación de muchos de nuestros actuales artistas favoritos. Más que gracias por tu obra, deberíamos darte las gracias por enseñarnos un nuevo camino por el que dejar que navegue nuestra imaginación.

Escrito por David Olier para el blog El Rincón de Cabal en honor al escritor H.P. Lovecraft.

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