solitarios,
desplazarme por los mares
a otras tierras,
avanzar por los desiertos infinitos
y volar sobre las nubes
hacia el cielo que veía tan distante.
Hubo un tiempo en que soñé
con que aquel niño que ocupabala figura de mi cuerpo
se hacía hombre,
que dejaba los cuadernos del colegio
y se ponía a trabajar,
que estudiaba y que crecía y formaba
una familia,
y que un día, como tantos,
encontraba la respuesta a la pregunta
que rondaba por su alma.
Hubo un día en que nací y vine al mundo,
y ese día, sin querer, afloraron en mi almamil preguntas y mil dudas,
y entre ellas era una la que, fuerte, martillaba
en el cerebro,
en un eco que imparable repetía
¿a qué has venido, y tú quién eres?...
Desde entonces perseguía la respuesta
a esa pregunta,y la vida y las personas respondían a la misma
"sin palabras"
Hubo un tiempo en que, perdido,
caminaba silencioso por la viday encontré a una mariposa
que, pasando por mi lado,
me dejó, con su aleteo, una sonrisa.
Fue un instante y un momento,
una ráfaga fugaz, que como un besopenetró por mis pupilas
consiguiendo estremecer
los rincones más oscuros
de mi alma.
Y por fin, una mañana
vi la luz y la respuesta.Estaba allí, en ese acto tan sencillo de la vida.
En el tierno colorido de las alas
de la dulce mariposa,
en la brisa que venía a mis cabellos,
en el río que bajando nos dejaba sus cantares,
en el verso de la vida que plasmaban los segundos
de un reloj casi invisible,
en la tierra y sus latidos
que nerviosos preguntaban:
¿Aún persigues la respuesta de la vida...?
Rafael Sánchez Ortega ©
17/04/19