I

Publicado el 28 enero 2015 por Javier Juste
Es extraño escribir poesía sin mancharme las manos,
no hay sitio para el romanticismo en nuestro tiempo.
Las viejas historias ya nunca se hacen leyendas
mueren sin coger polvo
sin ser apenas escuchadas.
Despierta el corazón valiente
la mañana en que descubre para que nació.
Ve a la amada por primera vez
la mira y nada cambia,
descubre que nunca el tiempo se detuvo por amor
Es bella, ¿cómo no?
Dulce e inocente,
melodía de la risa más pura
Espíritu que vuela,
canto de sirena
Ningún verso cobarde le hará jamás justicia.
Me detengo y pruebo suerte.
Espero que mis besos si lo hagan.