Revista Talentos

Ideas tramposas sobre el quehacer de mamá

Publicado el 08 junio 2017 por Sylvia
Ser mamá es algo demandante, desafiante y complicado. Es muy difícil hacerlo "bien" y es imposible "hacerlo bien" siempre o en todo; por eso se han popularizado dos ideas tramposas:
- Que no se hacen las cosas bien o mal, sino que se hace lo mejor que se puede, esperando lo mejor con la mejor de las intenciones.
Sin embargo, hacer las cosas lo mejor que se puede, esperando lo mejor con la mejor de las intenciones es independiente de estar haciendo las cosas bien; de hecho, es totalmente compatible con estar haciéndolas mal. Una puede elegir salir de la posición de ser evaluada; eso es otro cantar.
- Que no importa si se hicieron las cosas mal, porque se hizo lo mejor que se pudo, esperando lo mejor con la mejor de las intenciones.
Pero las acciones y las omisiones tienen los efectos que les corresponden; así que importa si se hacen las cosas mal. El amor compensa, alivia y cura; pero la importancia y el poder del amor humano, no desaparecen el error o el agravio.
Voy a poner un ejemplo simple:
- La mamá X sirve el siguiente desayuno a su hijo de tres años: un huevo cocido, cuadritos de queso panela, una rebanada de pan integral, media manzana e infusión de manzanilla; para el almuerzo que comerá en el preescolar, pone en su lonchera otra rebanada de pan integral, pasas, un par de mandarinas y una botella de agua.
- La mamá Z sirve este otro desayuno para su hijo de la misma edad: un tazón de cereal azucarado con leche y una bebida industrializada sabor naranja; para el almuerzo, en la misma circunstancia, pone en la lonchera del niño: un emparedado de salchicha común y otra bebida industrializada, ahora sabor uva.
Si esto es una muestra representativa de la alimentación que brindan a sus hijos, la mamá X nutre mejor a su niño, que la mamá Z. Eso no hace a la mamá Z, una "mala madre". Dado que eso no la hace una mala madre, ¿vamos a decir que ambos estilos de alimentación son igual de "buenos"?
Ambos estilos pueden ser aceptables y pueden ser lo que más conviene a la situación de cada familia. Pero hay uno más nutritivo que el otro. ¿Por qué hacerle creer a la mamá Z que está nutriendo a su hijo "tan bien" como la mamá X?
Toco otra cuestión con la pregunta "¿Vamos a decir que...?" Porque hay que pensar qué le vamos a decir, a quién y por qué se lo estamos diciendo.
Es irrespetuoso ir por ahí pretendiendo educar adultos; además, suele ser insensible. Si la señora Z es mi amiga y me toca verla dar el desayuno descrito a su hijo, no voy a amargarle el momento ilustrándola con mis conocimientos, que a lo mejor no son novedad para ella; mucho menos si no voy a resolverle la vida para que pueda hacerlo "bien". Si una sabe algo que valga la pena divulgar, hay foros, momentos y maneras.
El ejemplo que uso está hecho a modo, evidentemente. En la mayoría de las cuestiones, no es fácil saber qué conviene o qué es apropiado, sobre todo en las que importan; además, por supuesto, hay mucho que no entra en este tipo de "evaluación". Para lo que sí entra:
En lugar de decir que todo es igual de bueno, apoyémonos en la conciencia de que no hay necesidad ni obligación de hacer siempre todo "bien". ¡Pero no quitemos mérito a quien hace algo realmente bien!
Yo he pasado malos momentos con la "hora de dormir" de mi niña. Lo solucionamos, tenemos una buena temporada y luego, otra vez volver a batallar. Si Fulanita tiene una rutina maravillosa que hace que sus niños vayan a la cama temprano y de buena gana, no voy a decir que en su caso es fácil porque no trabaja, no voy a pensar que es una ridícula por hacer un ritual del cepillado de dientes, no voy a poner cara envidiosa de "tú y tu vida perfecta con hijos perfectos". ¡Me va a dar gusto!
Hay prácticas, por otro lado, consideradas "buenas", que no valoro. Por ejemplo, no me importa que mi hija no se vea muy bien peinada. [Aquí la entrada: "Mi niña no lleva nada en el cabello".] En días ordinarios, si sube de intensidad su protesta porque la peino: no la peino. Pero si veo a una niña con un lindo peinado, puedo apreciarlo. No supongo de antemano que hubo amenazas y chantaje para que ese peinado existiera, no deslegitimo por defecto lo que consiguió otra mamá -casi siempre es una mamá-.
Hay prácticas, también, que siendo consideradas "buenas" por la generalidad de las personas, a mí me parece que no están bien; por ejemplo, las que implican promover la competencia entre niños pequeños. Incluso en estos casos, puedo apreciar lo que hay de buena intención en los papás y mamás metidos en el ajo. El punto es no salir con que: "sería bueno que no lo hicieran, pero si lo hacen, también está bien para los niños porque al fin [inserte aquí alguna de las dos ideas tramposas mencionadas]"
Podemos equivocarnos en nuestra apreciación de que una práctica es buena o conveniente y otra es mala o inconveniente. Pero creo que hace falta la integridad de apostar por lo que concluimos.
Silvia Parque

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