Jimmyteca personal #4. Bien, ayer comentábamos El Palacio de la Risa, primera novela que forma parte de una trilogía protagonizada por el alter ego de Germán Marín, el autor. Las estamos leyendo para refrescar la memoria y poder comprender mejor Cártago, una novela que no tengo y que encontramos en la Biblioteca de Santiago. Afírmense los cinturones y las enaguas.
![Ídola, de Germán Marín Ídola, de Germán Marín](https://m1.paperblog.com/i/922/9223875/idola-german-marin-L-eKbYPC.jpeg)
![Ídola, de Germán Marín Ídola, de Germán Marín](https://m1.paperblog.com/i/922/9223875/idola-german-marin-L-Sj6iFV.jpeg)
En Ídola la prosa de Marín es como una serpiente malvada, de una agresividad fríamente calculada pero con la fuerza de una furia impulsiva e incontenible; una prosa sinuosa, ominosa, viscosa, depredadora, desquiciada y esquizoide como si fuera la correspondencia literaria de la puesta en escena de las últimas películas de Aleksei German. Es un agujero negro, una espiral que desciende directo al infierno, sin escalas. Pero esta no es la forma de comenzar un post, ¿cierto?Al final de El Palacio de la Risa, cuando la reconstrucción de la memoria del protagonista alcanza ya su punto culminante y fulminante, su punto de no retorno, éste por fin despierta a la realidad cuando traspone el portón de entrada de Villa Grimaldi, saliendo de ese fantasmagórico microcosmos del pasado, y comienza a caminar por la avenida, de vuelta a su alojamiento, de vuelta a la realidad y al presente. En el camino, en una incómoda escena final, un grupo de jóvenes lo rodean amenazadoramente, pidiéndole si acaso tiene una monedita o un pucho que pueda convidar, abuelo, envuelto en sombras el resto de la frase: "y si no tienes...". Con esa escena, por lo demás inconclusa, en medio de la tensión, nos queda claro que lo comenzado en El Palacio de la Risa ha concluido y que nuevas lógicas narrativas han de emprenderse. Ídola recoge el testigo y lo magnifica, lo distorsiona de manera brutal. Comienza con una resaca apocalíptica, un in-media-res infernal, una pesadilla hecha carne, hecha realidad, en la que un terremoto siembra la destrucción y el caos dentro de Santiago, dinamitando toda preocupación o peligro previo derivado de los entuertos en que el protagonista se ve envuelto. Luego, ya en el "principio" de Ídola, el protagonista, de manera algo reiterativa y cansina debo decir, en su primer tercio nos narra sus dificultades para poder asimilarse al nuevo clima chilensis, extranjero como se siente dentro de una sociedad con una moral que no sólo no comprende sino que lo enfurece, lo aísla aún más, como si ahora él fuera el fantasma, el recuerdo que nadie quiere convocar, la foto casi velada sobre la que se escupe o sobre la que se deja, a modo de posavaso, alguna lata tibia de cerveza. Así las cosas, con sus infructuosos y patéticos intentos de integrarse y asentarse (porque, sobre todo, necesita dinero para subsistir, menguando ya sus ahorros de exiliado), la trama comienza a coger ritmo y perfilar de manera más contundente las intenciones sugeridas en ese primer dubitativo y timorato tramo, del que podemos destacar, aparte de una que otra ácida y crítica observación social, su obsesión con la pintura El origen del mundo de Courbet. Recordemos que el protagonista es un viejo de 60 años, casi sin posesiones materiales, cobijado apenas por la caridad de algunas amistades del pasado de los sueños incumplidos y despedazados, un viejo derrotado y de existencia precaria a fin de cuentas que al inicio se lamenta mucho aunque, al menos, no tarda en ponerse las pilas... aunque eso le cueste todo lo que le cueste posteriormente.Cuando este alter ego conoce a una bella cajera de fuente de soda de veintitantos años, una muchacha algo más liberada y carente de miedos, una muchacha de clase media que disfruta la vida según vengan las cosas, sin grandes aspiraciones más que el deseo de una modesta y cotidiana placidez, el libro agarra fuerza y se convierte en ese descenso infernal que mencionaba: una caída a los abismos del nuevo sueño chilensis, al bajo mundo, a las existencias subterráneas y nocturnas, a esa realidad alterna pero existente y acechante. Tendrán que tomar mi palabra porque no quiero describirles mucho más y prefiero que sean ustedes los que se sorprendan espantosamente con las lindezas que Marín les depara en esta visión oscura y bestial de la realidad. Organizaciones criminales secretas, maníacos sexuales, asesinos sueltos, pornografía hardcore, redes de tráfico, en fin... Marín cae en un agujero negro que succiona todo aquello marginado del "nuevo y esplendoroso" Chile post-dictadura, en donde la economía se levanta y todo eso, si bien, lejos de las fronteras de aquel nuevo oasis, lejos de aquel rostro maquillado e impoluto que se quiere vender, como si todo Chile no fuera más que una gran campaña de marketing, en las entrañas sanguinolentas del nuevo sueño, acechan los monstruos alimentándose de las carencias y las ansias carnívoras de la mayoría de la población: convivir con la pesadilla, creo que por ahí va la cosa. Si El Palacio de la Risa era sobre el extranjero que viene del pasado, Ídola es sobre el extranjero que, ya en el presente, viene de Afuera, un Afuera literal, físico, esotérico incluso, y debe aceptar el hecho de que vivimos en un páramo, poblado de criaturas amorales, sin dios, sin ley, sin paraíso, a punto de explotar.Ya sea por la mencionada prosa asfixiante y angustiante, ya sea por esa visión totalmente oscura y pesimista, por ese tremebundo y perverso clima de miedo y desesperación latentes, ya sea por su final siniestro, tenebroso y sobre todo aterrador, Ídola no será una lectura fácil de asimilar e integrar, pero es un pedazo de novela, una de esas historias que se te quedan grabadas a fuego en la mente, en la retina, en el estómago. La inquietud, el asombro, la incomodidad, cierto desamparo, los nervios que me hicieron sentir este libro la primera vez que lo leí, y que volví a sentir esta vez (aunque en menor medida, pero ni tanto), no dejarán de circularme bajo la piel, como gusanillos malignos.
![Ídola, de Germán Marín Ídola, de Germán Marín](https://m1.paperblog.com/i/922/9223875/idola-german-marin-L-M8bKYh.jpeg)