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[II] La Certificación Energética como Herramienta de Rehabilitación.

Publicado el 01 mayo 2013 por Ecohabitatge
En el post anterior repasamos algunos aspectos de este nuevo decreto y resaltamos el valor positivo que puede representar tanto para arquitectos como para los propios usuarios a la hora de valorar el estado energético de su inmueble. También destacamos que a través de las mejoras necesarias que se pueden llegar a evidenciar a la hora de certificar una vivienda, se abren las puertas a una posible reactivación de las rehabilitaciones teniendo como objetivo primordial el ahorro energético por parte de sus usuarios y la mejora de su confort. Pero antes de pasar al tema de las rehabilitaciones, nos gustaría resumir los principales puntos a favor y en contra sobre la certificación energética como herramienta de rehabilitación que deberíamos conocer: FACTORES EN CONTRA Existe un alto riesgo de que la aplicación del decreto quede en “agua de borrajas” sobre todo en vivienda existente y ya como comentamos, sea tomado por algunos propietarios y promotores como un trámite meramente burocrático a cumplir o una medida recaudatoria más, y no sea utilizado como una herramienta de estudio y optimización del edificio, a partir del cual podremos mejorarlo energética, acústica y estructuralmente en los casos necesarios. Debido a la falta de detalle en los proyectos ya sea por la falta de exigencia de las administraciones o bien por tratarse de inmuebles antiguos donde la documentación existente es muy básica, será difícil poder conocer los sistemas constructivos del inmueble, por lo que será necesaria la realización de catas, desmontajes, etc. que se traducirán en sobrecostes y mayores molestias para el usuario. Por otro lado, estos edificios existentes de cierta antigüedad, no cuentan con planos en soporte informático, algo necesario para poder trasladar la información a los programas que realizan el cálculo. Esto se traducirá a nuestro entender en un aumento del coste de la certificación, ya que demandará horas de trabajo in situ relevando el edificio y trasladando esa información al ordenador. Análisis individual del inmueble o de la globalidad del edificio. En el nuevo decreto no queda claro en el caso de edificios de vivienda colectiva si la certificación deberá contemplarse en su conjunto o por unidad inmobiliaria, Lo lógica sería trabajar el edificio como un todo ya que la envolvente es única, a pesar de que las viviendas que tengan mayor superficie en contacto con espacios exteriores o sin calefactar están están más afectadas, en caso de que no estén correctamente aisladas. Pero veremos hasta qué punto es factible, ya vimos con las ITE lo complicado que puede resultar para una comunidad de vecinos ponerse de acuerdo y ni que decir si son inmuebles de alquiler y los que tienen que ponerse de acuerdo son los propietarios que ni siquiera viven allí. Algo importante que creemos debería considerar la normativa es el origen de los materiales aislantes utilizados. Si bien se tiene en cuenta lógicamente su comportamiento térmico, se debería también contabilizar o penalizar el impacto ambiental que significa utilizar un aislamiento ecológico frente a uno proveniente del petróleo por ejemplo. Ya le dedicamos varios post a analizar el tema de los aislamiento, si quieres saber algo más, te invitamos a leerlos. También si tenemos en cuenta que diferentes propietarios pueden haber realizado diferentes modificaciones en sus viviendas a través de los años, nos encontraremos que en un mismo edificio puede haber diferentes calidades constructivas o de carpinterías, por ejemplo. También está el inconveniente de que si la tarea de certificar es realizada por diferentes técnicos, podemos terminar por encontrarnos que viviendas similares poseen diferente etiquetado energético, una contradicción que la normativa debería considerar. Estos factores, a su vez, dificultarán todavía más la decisión de realizar el estudio del edificio en profundidad, obligando al profesional a buscar esa información en archivos históricos o a realizar levantamientos in situ, sin tener la certeza de que sea real, lo que puede dar lugar finalmente a una calificación energética errónea. Creemos que el precio final de la certificación puede ser muy variable dependiendo cada caso. ¿Entonces de qué servirá realizar el estudio si finalmente no se adecúa al estado real del edificio? En este punto, podríamos volver a encontrarnos con la falta de concienciación del usuario/propietario que podría ver este proceso como una trámite más a cumplimentar para la administración. ¿qué sucederá con aquellas entidades bancarias poseedoras de una gran cantidad de inmuebles pendientes de ser certificados energéticamente y así convertirlos en aptos para la venta? Como nos comentó un seguidor en el post introductorio, podemos correr el riesgo de que estas entidades, desde su posición privilegiada y de trato directo con la administración, pudieran influir a la hora de determinar cuáles deben ser los honorarios para la tramitación de esta certificación energética. FACTORES A FAVOR Conocimiento y concienciación del usuario para conocer la composición de la envolvente de su vivienda, los beneficios que representa para su bolsillo la utilización de aislamientos y carpinterías adecuadas y el aprendizaje del correcto funcionamiento de la misma. Entender que eficiencia energética es igual a ahorro energético, es decir cuidamos el medio ambiente y a la vez ahorramos dinero. Esto exigirá la entrega de un nuevo concepto de libro del edificio que será necesario repensar y reelaborar a modo de manual de uso y mantenimiento pero donde como profesionales deberíamos explicar de forma clara y sencilla al usuario no sólo cuál es la mejor manera de entender su vivienda sino de cómo se puede optimizarla al máximo, para que también, pueda beneficiarse de un ahorro económico. Creemos también que es importante destacar el conocimiento por parte de los usuarios del coste ambiental y de emisiones  que representan las edificaciones, si hasta ahora pensaban que sólo los coches y las fábricas contaminan, ahora serán conscientes de que ciertos medio de acondicionamiento de la vivienda y los materiales que la componen también tienen su impacto ambiental. Con la implantación del nuevo Decreto, surge una nueva rama de especialización para los profesionales de la arquitectura, los “certificadores cualificados”, muchos de ellos con la formación y conocimientos necesarios. Pero también hay que intuir que seguramente aparecerán muchos otros que decidan  “subirse al carro” sin tener los conocimientos básicos previos. Esperemos que el mercado haga la depuración por su cuenta. Por otro lado, podría considerarse como un aspecto negativo ya que actualmente abundan los cursos de especialización para “convertirse” en certificador energético con el riesgo de que cualquiera que aprenda a utilizar los programas informáticos creerá estar listo para hacerlo. Tal vez logren hacer una certificación pero lo que seguro faltará es la visión técnica del arquitecto para poder aconsejar sobre cómo mejorar una calificación desfavorable del etiquetado y cuáles serían los mejores medios desde el punto de vista del diseño, funcionalidad y economía de cara a los usuarios. Permitirá que la industria de la construcción desarrolle e innove en nuevos materiales y sistemas constructivos que sean cada vez más eficaces, eficientes, compatibles y fácilmente integrables con la arquitectura existente. Por ejemplo, para el caso de edificios catalogados donde su estética y aspecto formal deben ser necesariamente conservados. Esto posiblemente permitirá que profesionales del sector y propietarios de inmuebles puedan disponer de mayor oferta de soluciones a precios más competitivos. También mejorarán y nos permitirán conocer nuevos sistemas más eficientes y sostenibles de acondicionamiento de la vivienda. Ya sabemos que muchos electrodomésticos cuentan actualmente con una clasificación que refleja el consumo, pero también necesitamos sistemas alternativos que utilicen fuentes de energía renovables para funcionar. El análisis de las edificaciones no sólo nos permitirá conocer el estado real del parque edificatorio existente sino que también nos permitirá saber la verdadera demanda de energía que representan los hogares en un marco más global. A medida que se vayan rehabilitando y mejorando estas viviendas, también podremos conocer cómo se verá afectado este consumo del parque edificatorio español a lo largo de los años, permitiendo ajustar mejor y prever las políticas energéticas para los próximos años. Todas estas medidas nos ayudarán a mejorar la calidad de la vivienda en el mercado tanto de venta como de alquiler. No es un dato menor, ya que muchos hemos sufrido en la búsqueda de una vivienda confortable, sin embargo sabemos la gran disparidad de calidad y estado de las mismas. Pareciera que son más los puntos en contra que a favor y seguramente iremos encontrando más cuestiones a pulir a medida que la certificación de todos los inmuebles se vaya haciendo realidad. Pero de qué sirve tener esta normativa si no logramos concienciar a los usuarios de la importancia de tener una vivienda bien construida y aislada, y si no enseñamos a esos usuarios a hacer un buen uso del mismo y a tomar conciencia de lo que significa el ahorro energético para sus bolsillos y para el medio ambiente. No se trata de un beneficio individual, sino de un paso hacia adelante por el bien de todos. Ahora que hemos analizado los pros y contras, podemos centrarnos en el tema de la rehabilitación que creemos es la consecuencia más inmediata que surgirá a partir de la aplicación del decreto. En primer lugar, deberíamos tener en cuenta a la hora de encararla, que existen varios factores pasivos que podemos adoptar para mejorar la eficiencia o el comportamiento energético de un edificio y así poder optar por la máxima certificación A, como son la orientación y los componentes de la envolvente, siempre teniendo en cuenta el estado real y objetivo del inmueble y sus necesidades de mejora más urgentes. Estos aspectos pasivos son primordiales para un buen comportamiento térmico del edificio, ya que son comprobadamente eficaces, más allá de la inversión que pueden representar a la hora de integrarlos a un diseño que no los haya tenido en consideración antes de la construcción del edificio, siendo un factor que sin duda se amortiza con creces si valoramos el ahorro en el consumo que puede representar. Por otro lado, de manera complementaria para mejorar este comportamiento energético, pueden introducirse elementos denominados activos que favorecen la eficiencia del inmueble como pueden ser los sistemas fotovoltaicos, los paneles térmicos, sistemas de calefacción que utilicen biomasa o cualquier sistema mecánico que requiere de energía para funcionar, siempre intentado elegir sistemas que utilicen fuentes de energías limpias o renovables. Los proyectos de obra nueva permiten con más facilidad la implantación de ambos sistemas para favorecer al máximo su eficiencia energética, ya que pueden ser analizados e integrados desde la fase de proyectación. Pero esto no parece tan sencillo cuando hablamos de implantarlo en edificios existente ya que existen factores impuestos que pueden dificultar su integración tales como la orientación ya definida, edificios vecinos y mobiliario urbano que impiden la captación de radiación solar, los factores morfológicos y estéticos existentes, etc. Como comentamos en el anterior post, recientemente se están comenzando a poner en marcha las normativas vinculadas a la rehabilitación energética en inmuebles en venta o en alquiler. Existen varios factores que nos obligan a pensar, o al menos, nos dan la pauta de que la rehabilitación energética debe ser el presente y el futuro de nuestros núcleos urbanos, dejando atrás aquellos “gloriosos” años de la edad del tocho en los que las grúas formaban parte de los skylines de nuestras ciudades. En una primera instancia, es evidente que apenas quedan solares vacíos disponibles para obra nueva en las grandes ciudades españolas, los cuales además, tienen un valor desorbitado. En segundo lugar, existe también una parte del parque edificatorio que se encuentra en mal estado de conservación. Según datos extraídos de IdesCat, el 90,5% del parque edificatorio catalán se encuentra en buen estado pero las buenas condiciones de las que hablan las estadísticas seguramente no están referidas a la eficiencia energética de los edificios teniendo en cuenta que muchos de ellos fueron construidos bajo los parámetros tradicionales y sin estar sujetos al cada vez más estricto Código Técnico y demás normativas. Dejando de lado los casos en los que el deterioro pudiera ser causado por el paso de los años o utilización de materiales de baja calidad, algo muy típico de los años 50-60 como por ejemplo el cemento aluminoso, existe también un alto porcentaje que se encuentra en estado calamitoso por el escaso o nulo interés del propietario o la administración en conservar y mantener el inmueble. Debemos tener en cuenta que más del 90% de las edificaciones en Catalunya están destinadas a vivienda familiar por encima de otros usos, según datos extraídos de IdesCat, por lo que tienen un peso muy importante dentro de la globalidad urbana. Y ahondando más en el uso residencial, si lo analizamos a escala doméstica, el 40%  del consumo energético total proviene de la climatización de los hogares, principalmente en calefacción, causado en gran parte por las malas condiciones constructivas de la envolvente de los edificios existente de cierta antigüedad que generan grandes pérdidas energéticas y que para peor, siguen utilizando sistemas de calefacción poco eficientes desde un punto de vista medioambiental. Por todo ello, parece claro que debemos centrarnos en la rehabilitación donde intervienen las contrapartidas de las que hablamos antes, dificultando la integración de las estrategias pasivas y activas en un inmueble ya consolidado a nivel de emplazamiento, forma y estética. En el próximo y último post de esta serie sobre Certficación Energética anlizaremos el caso de un inmueble concreto situado en el entorno urbano y céntrico de Barcelona, donde comprobaremos la importancia de la envolvente de cualquier edificio como elemento de protección y de mejora del comportamiento térmico del edificio. todas estas mejoras, por supuesto, se traducen también en un menor consumo energético y mayor ahorro económico para el usuario, quien también tendrá que colaborar en el buen funcionamiento del edificio. Si te interesa esta temática y quieres recibir nuestras actualizaciones de los siguientes posts, únete a nuestros seguidores del blog y los recibirás directamente en tu correo electrónico. 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