Algunos de los informes como en esta caso de los pueblos de Venturada y Rascafría, pertenecientes al Arciprestazgo de Buitrago, llevan adosados comentarios de los curas párrocos que nos dan una idea de la dura realidad existente. El cura de Venturada, Fernando Dionisio Chicote, en su informe de noviembre de 1822, relata:
"El pueblo lo componen pocos vecinos y carece de los alimentos básicos para la vida, por ello es necesario sostener un mozo y una caballería para proveerse de ellos en Torrelaguna. Está situado en la carretera de Madrid para Burgos y Francia y pasan por el numerosos pordioseros que solicitan limosna en la casa rectoral; igualmente, cuando pasan oficiales, coroneles y generales, todos quieren alojarse en la casa rectoral por ser la más decente, según dicen, y es necesario hacer sacrificios con ellos, atediéndoles, para no quedar con la nota de grosero."
El cura de la villa de Rascafría, Manuel María Cortés y Martinez, cuenta de alguna de las circunstancias particulares del pueblo debidas al frío y la nieve:
"En todos los meses del año, en un mismo día, se experimentan frecuentemente la alternativa de las cuatro estaciones en su mayor rigor..., en los meses de invierno la nieve nos deja sepultados vivos sin otro medio de comunicación que la salida por Buitrago ..., a las circunstacias provenientes de la montuosidad y escabroso del terreno se añaden los riesgos efectivos de animales dañinos (lobos), que en las noches de invierno vagan desvergonzadamente por las calles del pueblo haciendo muchas veces presa en los perros que quedan fuera de las casas."