Ileso-2

Publicado el 08 septiembre 2013 por Xabelg

Unos días después, Fabián estaba más excitado que en un primer momento, ante lo que estaba experimentando. Estaba que casi ni se lo creía. Después del experimento con el rodillo de amasar, quiso probar algo más extremo, cogiendo un cuchillo del cajón, e intentando clavárselo en el pecho, sin éxito alguno, por mucho que lo intentara, la hoja no penetraba en su cuerpo, lo único que conseguía era mellar el utensilio.
Era genial, y a veces le daban ganas de contárselo a todo el mundo, pero la sensatez se imponía. A su padre, por ejemplo, no podía decírselo, al menos por el momento, ya que no tenía una verdadera explicación más allá de la batallita que le había contado una y otra vez. Ese reciente hallazgo, le daba un nuevo giro a todo lo que tenía pensado para su vida. Ahora veía más, y mejores posibilidades para todo.
Salió a la calle, pensando en mil cosas al mismo tiempo, a paso rápido, para poder llegar a tiempo de coger el autobús, tenía poco tiempo para llegar a un casting que tenía ese día.
El casting en cuestión, tenía lugar en un feo edificio de oficinas de reciente construcción. En la calle, frente al portal, había un montón de gente. Fabián pensó que como él, eran todos aspirantes al papel, pero metiéndose entre el tumulto, enseguida averiguó aliviado que no era así. Toda aquella gente estaba allí porque todos querían ser los primeros en adquirir el último modelo de smartphone, un Rolls Royce de la telefonía, con todas las prestaciones habidas y por haber, que ofertaba una operadora que tenía una sucursal en un local por allí cerca. Le dedicó al tema un breve pensamiento, en el que se planteaba que, un año de estos, cuando tuviera dinero para ello, tendría que comprar uno nuevo, y que fuese resistente, si podía ser.
Se metió por un hueco que encontró, y pudo llegar justo a tiempo al tercer piso, su lugar de destino del momento. Parecía que la publicidad del casting no habia surtido mucho efecto, sólo tenía cinco personas por delante.
La cosa acabó pronto, con el previsible "ya te llamaremos", lo que ya se olía. Desde allí, viendo que había poco que rascar, se fue hacia el piso de su conocido el director, el que iba a liderar el cortometraje que iba a sacarlos del anonimato e iba a darlos a conocer. Tenía que hablar con él, para ver que tal iba la cosa, y para concretar algunos pormenores del rodaje. Tardó aproximadamente diez minutos en llegar hasta allí.
El trayecto del ascensor se le hizo eterno. Cuando llegó hasta su puerta le sorprendió que se encontrara abierta. Entró y recorrió la casa, en busca de su inquilino. En las habitaciones no estaba, tampoco en el baño. La cocina, cuya puerta estaba cerrada, era el sitio correcto, abrió, y allí estaba, con la ventana y persiana cerradas, a oscuras. Fabián avanzó un poco hacia donde veía una silueta, que suponía que era él, y vio una pequeña llama, y... el fuego lo devoró todo.
La explosión le hizo salir despedido de la cocina, chocando contra la pared del pasillo, mientras trozos de mármol impactaban contra su cuerpo. Un pedazo de metal retorcido, probablemente una sartén o similar, impactó contra su cara, mientras sentía simultáneamente calor. No había notado la peste a gas que emanaba de esa cocina. El director acabó hecho papilla de una horrible forma, lo que le hubiera pasado a él si fuese un ser humano común, pero el no había sufrido daño alguno, ni experimentado dolor.
Cuando llegó la policía, y los bomberos, junto con los servicios sanitarios, que ya eran innecesarios, Fabíán supo, por un policía, que lo que había sucedido había sido un suicidio premeditado. El director había dejado una nota explicando sus razones. Tenía problemas económicos, debía bastante, y había sido recientemente abandonado por su novia de toda la vida. El cortometraje, era lo único que lo sostenía, y lo que iba a paliar sus problemas de dinero. Pero el guionista que había escrito la obra, en el último momento, la registró a su nombre, y se negó a ceder a su filmación. Ante todo ello, el director, que además de sus problemas, era una persona extremadamente inestable emocionalmente, y con antecedentes de problemas psicológicos diagnosticados. Todo ello fue demasiado duro para él, y no pudo aguantar más. Algo en su mente se rompió, y reaccionó de esa desmesurada forma, acabando así con todo.
Pobre chico, Fabián no lo conocía demasiado bien, y aunque se le notaba que no era demasiado equilibrado, nunca imaginó que pudiera hacer algo así.
Al fin, le dejaron marchar, después de unas interminables preguntas. Se fue directo a casa, andando, pensando en todo lo que estaba pasando. Los del casting de aquel día seguramente no lo llamarían, y el cortometraje que iba a lanzarlo, se había jodido sin remedio, llevándose puesto de paso, al director, era horrible lo que le había pasado a aquel chaval.
Fabián empezaba a estar harto de deambular de esa forma por la vida. Más aún, estaba ya hasta los mismísimos cojones.Ya no iba a permanecer más a la espera de que le llamasen para un casting de tres al cuarto. Iba a buscar activamente su propio lugar. Ya no iba a contentarse con ser un extra, o con un simple anuncio de cervezas. Había decidido estar presente en las mejores producciones, para comenzar, iba a promocionarse como especialista de cine de acción. Tenía todo lo que hay que tener para ello, y muchísimo más.