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Ilusión de niño, ilusión de adulto, ilusión de viejo
Publicado el 30 diciembre 2011 por JocomaHe pasado estas navidades en Badalona (Barcelona) y hedescubierto que no sólo existe Papa Noely los Reyes Magos, sino también lo que allí llamaban el “caga Tió de Nadal”.El día de la Inmaculada (el 8de diciembre), se empieza a dar de comer cada noche al Tió (es un tronco), y setapa normalmente con una manta para que no pase frío durante la noche. Se lealimenta hasta la Nochebuena, y entonces el tió es golpeado con bastones porlos niños y acabará "cagando" regalos. Esto vendría a ser la ilusióninfantil.
Las ilusiones continúan de adulto con el deseo de que nostoque la lotería, otros deseos consumistas o simplemente haciendo proyectos ilusionantesde familia o vivienda; a veces construimos ilusiones menos confesables por suingenuidad quizás (para que no se burlen de nosotros), o por lo contrario, porsu maldad, posiblemente. También tenemos pequeñas ilusiones o “ilusionestontas” que sólo sirven para confundir y evadirnos de la realidad.
Se llega a la vejez, se ha perdido la ilusión de los hijos ylos nietos se han hecho mayores y van tan a la suya que casi no los reconoces.Ha aumentado la familia y aparecen los biznietos que ya están muy lejanos y noes lo mismo que los nietos. Ves que se acaba, no quieres que tu egodesaparezca, quieres perpetuarlo y reconduces tu ilusión “hacia la eternidad”;un escape ante la realidad.
Ilusiones, ilusiones, ilusiones. Casi todo es una ilusión.Pero aunque sentimos que sabemos lo que es una ilusión, ¿sabemos realmente quées y qué significa? Si intentamos describirla puede que la veamos como laproyección de un deseo en el presente para algo que nos gustaría ocurriera enun futuro. A esta función también se la puede llamar “soñar despierto”. Esquizás la representación de la imagen mental de un deseo con más o menosfundamento, dependiendo de la imaginación del soñante. Lo bien cierto es que,como el lenguaje hablado, se trata de una de las pocas facultades que no sesolapan con las de los animales superiores y es exclusivamente humana. En losprimates el proceso cerebral es concreto e instintivo, no abstracto; larespuesta es inmediata y aunque está basada en lo aprendido y en el instinto, nocabe la imaginación ni la reflexión. Su capacidad de memoria es muy limitada,la tienen como nosotros, pero yo hablaría de “toma en consideración rápida”, antesque de reflexión, cuya virtud no parecen tener y menos capacidad de ilusión. Estáclaro que la base del funcionamiento en los animales reside en el cerebro, y queen el Ser Humano, tomando este órgano y su contenido (personalidad), surge un“algo más” distinto a la simple suma de las partes: la mente. Esto noslo describe la Teoría de Sistemas cuando nos dice que el todo es más que lasuma de las partes, que de ello surgen “propiedades” nuevas.
Lo negativo del caso es que por una parte la ilusión nosentretiene, y por otra ese sueño que es la ilusión, se produce en el presente,por lo que podemos convenir que mientras se sueña o se tienen ilusiones, no sevive; a no ser que queramos que nuestra vida sea un sueño. Mientras nosilusionamos no tenemos una vida plena, con interacciones reales basadas en elpresente, en la realidad inmediata. ¿Seríamos capaces de imaginar al Hombreviviendo en plenitud de consciencia, sin “artilugios infantiles”? Si quieresimaginarlo, puedes. O peor, ¿no sería lamentable que pudiendo imaginarlo no lohicieras? ¿Quieres perdértelo? ¡Ahora o nunca! No esperes “llegar al cielo paracomprenderlo” cuando te mueras. No esperes el renacimiento en otra vida pararetomar la cuestión. Aprovecha la oportunidad y vayamos un poco más allá. Esimportante.
Por otra parte, el pensamiento filosófico/religioso orientalnos aporta algo enriquecedor. Las “almas grandes” de oriente (los Reyes Magosquizá, qué curioso; y mira en qué los hemos convertido), han insistido desdesiempre en que la vida la convertimos en ilusión, que hay algo real en la vidaque no descubrimos porque las ilusiones nos impiden verlo. ¿Será verdad?
Si vemos que los niños tienen ilusiones, aunque somosnosotros quienes contribuimos a crearlas; que los adultos tienen otras, creadaspor ellos o por otros mecanismos sociales que se las proyectan; y que losviejos se cogen a un clavo ardiente para ilusionarse en no desaparecer…Podríamos preguntarnos si la ilusión es necesaria o conveniente. Si nuestracivilización tratara de no fomentar la ilusión, de la que algunos salenbeneficiados (llámese Capitalismo o Religión, que venden humo), y se preocuparapor formar unos seres humanos “más grandes”, quizás el Hombre que surja tengamás substancia y consistencia que la Humanidad inmadura e infantil de la queahora formamos parte.
No nos calentemos la cabeza, no se puede cambiar nada; lascosas son como son. Todo lleva un proceso y la tendencia es ir de la inmadureza la madurez; el crecimiento humano es inevitable. Pero esto no quita para queindividualmente lo intentemos ver, que seamos testigos de ello. Sabremos quenuestra vida habrá servido para ver y comprender, y que la Humanidad seguirá supropio proceso. Lo lamentable es que muchos no serán conscientes de ello, perotambién sabremos que conforme vaya habiendo más seres humanos conscientes, estoproducirá un bucle de retroalimentación positiva que la irá haciendo crecer. Escuestión de tiempo. En toda maduración o crecimiento interviene la dimensión temporal.
Puede que el asunto se reduzca a: Alguna ilusión en la vida,sí. Una vida de ilusiones, no.
Dales caña a los seres humanos adultos, que imbuidos por lacivilización que les cobija, hacen el juego a intereses ensoñadores,ilusionantes.
Juan-Lorenzo[email protected] Leer más artículos sobre Humanismo
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