ILusiones, vanidad profunda e intangible, letal como el veneno con olor a deseo;
tan perturbantes e insaciables,
anheladas por el fallido corazón desvocado.
¿Has visto al vino cuando llama al bebedor?
Lo enreda en sus brazos de pobreza y perdición,
así es nuestra alma cuando la ilusión arrebata la paz
y en su lugar nos satisface de cosas sin valor ni significado real.
Ojos cerrados y cansados de mirar
Porque el faro de tu luz se apagó antes de encayar nuevamente;
Sin aire, absorbida por la morbosidad de la nada
se han ido las ganas de vivir porque dejaste de navegar.
Has corrido para alcanzar lo intangible
y rompiste el contrato de tu felicidad solamente por existir,
vivir del vapor, y su calor te ha fatigado ya
y me pregunto: ¿por qué te afanas corazón?
Desamor, desengaño o simplemente saciar los ojos de placer
que hoy carcome tu vientre pues nunca alcanzaste
la vanal ilusión...la fatal perdición de una fachada de perfección
y te detuviste solo para ilusionar, desear y a solas llorar.
Pero cierto es que nunca te fuiste,
solo te detuviste a ver las flores que eran de cartón;
Sin embargo las calles de oro siguen alumbrando sin cesar
solo respira profundo y vuelve a sonreir a la Verdad.
ilusa...confundida...desatendida
llorando días de felicidad que se destilaron entre tus dedos,
y te encontré sonriendo entre las sombras y parábolas de tus labios
que buscaban encontrar coherente realidad.
Te engañó el espejismo de la falsa vanidad de la ilusión,
y ahora sientes que no tienes más un bello corazón,
pero ten por seguro que yo estaré presente
el día que salgas de las sombras de ilusión
y encuentres tu realidad en la final redención.Autor: Luis de la Alameda