IMAGINA (y 4)

Alaska, 8 de diciembre de 2010,Imagina un travelling. La cámara va recorriendo la ciudad. La gente pasea. Hay tráfico pero no demasiado. Hay ruido pero todo es reconocible. De repente  la cámara entra en un callejón oscuro, largo, que acaba en una puerta de metal cerrada. La puerta se abre de par en par. La cámara te enseña lo que hay dentro.  Ante tus ojos se despliega un mundo desconocido, donde tú ya no eres tú: miles de personas hablan a la vez sentados en una barra donde apenas cabe una, de cientos de pantallas salen músicas e imágenes que aparecen y desaparecen. Algunas personas tienen caras, otras son dibujos, animales, robots. Ríen, aman, discuten y negocian sin parar. Es una ciudad vertical, que la mayoría  conoce como Dospuntocero. Algunos anuncios de neón, como facebook o twitter, brillan enormes, adictivos.  Otros, donde pequeños grupos merodean, pululan a lo lejos, anunciando  submundos desconocidos, tan peligrosos como apetecibles. Hasta hace poco, Dospuntocero eran los suburbios que rodeaban a la ciudad amurallada. Pero ha ido creciendo, preparándose para el asalto final.Conozco a personas ajenas a esa ciudad vertical. Ajenas al mundo de los bárbaros. Parecen felices. También conozco a personas  que sólo habitan la ciudad de los bárbaros. Pero la mayoría conviven entre una y otra. Hace poco los bárbaros iniciaron un ataque en toda regla y robaron documentos de la ciudad vieja. Eran valiosos pergaminos que los bárbaros colgaron en wikileaks, una de las millones de habitaciones con puertas de metal que tiene Dospuntocero. Los habitantes de la ciudad vieja intentaron derribar sus puertas y detener a los ladrones. Pero huyeron despavoridos ante la voracidad de los bárbaros que acudieron en tropel. La ciudad vieja mira a esa otra ciudad con desconfianza: nadie manda, no existen normas, ni leyes. O eso les parece. Los bárbaros se han hecho fuertes y amenazan con arrasar toda la ciudad conocida. Sus bibliotecas, sus periódicos, sus parlamentos.  Intentan organizarse a pesar del caos. Mercadean con trastos de la ciudad vieja para incorporarla a la suya y trapichean, extramuros, para vender sus cachibaches.
Entretanto, una nueva ciudad está emergiendo. Lentamente, casi desconocida. En su ágora, viejos patricios y bárbaros ilustrados discuten qué hacer con conceptos por los cuales otros dieron su vida: libertad, democracia, privacidad, autoría, verdad, derechos, obligaciones, ciudadanía, Estado, derechos humanos, cultura, información, justicia, identidad, seguridad, responsabilidad, nación, raíces, intimidad, transparencia, comunicación.
Saben que ni todo lo nuevo es bueno, ni todo lo viejo es malo. Saben que no todo lo nuevo es nuevo, ni lo viejo es viejo. Ni todo lo joven es inocente, ni todo lo viejo es sabio.
Saben que se trata de la última batalla por el poder.
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