Revista Talentos
Un fuerte estruendo alerta a los feligreses. Desconcertados, no se explican cómo tras siglos ahuyentando a los espíritus de la catedral, yace desplomada y esparcida sobre el adoquinado. Ignoran que los ojos de una hermosa doncella se alzaron clavándose por vez primera en sus grotescos ojos, resquebrajando su pétreo corazón.