Uno de los seres que más había querido en su existencia se había ido en el 2004, no pudiendo ver sus más recientes logros académicos.No vería su título de creativo en radio, ni el de locutor, ni mucho menos su postgrado en radio que le había costado algún que otro disgusto de salud.En aquel invierno maldito la ausencia de su abuelo materno le pesaba como una losa.En ocasiones el destino nos separa de aquellos quienes creen en nosotros.Se preguntaba si se sentiría orgulloso de él.La aguja con la heparina viajaba por su sangre, el reloj retumbaba en la pared, un manoseado cuaderno era testigo de sus clases de italiano, las cuales avanzaban con paso lento y firme.Su último curso sobre seguridad informática le había resultado tedioso, prefería el italiano era mucho más agradecido, se trataba de un idioma cuyos rudimentos conocía de su época veinteañera y guardaba en su memoria con la misma ternura que la última conversación con su abuelo sobre la idoneidad de ciertas cuchillas de afeitar.En ocasiones se sentía en un bucle echando de menos tiempos mejores y personas ausentes.Desde que en 2014 la radio le había abandonado se centró en acumular saberes pensando que su abuelo le apoyaría y animaría en todo modo momento como había hecho en vida.Cada año se percataba que el tiempo transcurría veloz.El recuerdo de su abuelo se agrandaba día a día, once años después seguía en su memoria.