Revista Literatura

Incomodidad y desproscrasti...

Publicado el 03 mayo 2014 por Sara M. Bernard @saramber

Incomodidad y desproscrasti...

Mi puto ombligo, porque soy así de egoísta


Es curioso el mandato, en estas parrafadas de creatividad y vida y coaching suprainnecesario que se mencione tanto la perseverancia. Tomar caminos diferentes para otros resultados. Un poco de incomodidad. La incomodidad en nuevas tareas, vencer la procrastis... proscrasti... procrista... como sea eso.
Anoche lo estaba pensando, mientras el cursor hacía plic plic plic. Justo la idea que era necesaria, esa del tipo que no le importa nadie, que no sirve para nada.

Es el efecto Mandala aplicado hasta la última consecuencia. Y es que un mandala de verdad sirve realmente para esto: en cierta ocasión, pude contemplar como un señor monje budista fabricaba un intrincado mandala, arena de colores sobre una tabla de 2x2 metros. Es una tarea desquiciante, minuto a minuto, hora a hora, el pulso controlado para no salirse del trazo, con una cañita volcando la finísima arena. Después de una semana, sin más, el señor monje le dio un soplido y después levantó en perpendicular la tabla, derramando el resto al suelo.


¿De qué sirvió dejarse las pestañas y los riñones en tan ardua de tarea? DE NADA. Pues eso. La vida misma, la importancia real de las cosas.
Incomodidad y desproscrasti...
Lo primero será un post diario o lo que surja durante todo mayo. Si no lo hago es porque se me astascan: quizá se me antoja uno más elaborado y tardo más de la cuenta. Por el camino, se me ocurren otras cosas susceptibles de darle al botón "publicar", pero sigo esperando hasta finalizar el otro. Todos los demás han perdido su significado, fuera del tiempo. La carpeta de borradores engorda y las cuentas dan, como máximo, 10 posts al mes, cuando quizás hay 40 o 50.
Mayo = uno cada día, o los que surjan.

Lo segundo: sin necesidad alguna, he lanzado la fecha 16 de mayo como posible/problabe/bueno, digamos algo para el siguiente texto largo. La historia lleva un par de años cuajando sola, escrita a trozos, en medias libretas, documentos de texto que eran simples anotaciones y acaban en 40 páginas, esquemas con llaves, esquemas con dibujos. Sólo hay que ordenarlo un poco. Ahora deja de ser una entelequia, como digo de manera voluntaria. 15 días, 200 páginas, 14 páginas al día. Por intentarlo... 


Y precisamente porque es imposible y no sirve para nada todo esto, y es un mal esquema de trabajo, una idiotez y no le importa a nadie, es lo que lo convierte en algo tan imprescindible para mi ombligo. 
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