Revista Literatura

Infausta

Publicado el 03 junio 2016 por José Ángel Ordiz @jaordiz

Aunque tal vez lo fue, Marielena Blay no es desgraciada o infeliz en la actualidad, según me cuenta. Mejor, mucho mejor, que sea hoy una escritora que mantiene el alias de Infausta porque está bien acordarse de los recuerdos si ya no duelen; si duelen, es mejor olvidarlos; yo no sé cómo se olvidan, pero intento aprender.

Bienvenida a Oviedo, amiga.

INFAUSTA

Ya puedes contarnos algo, Infausta.

"El manierismo y la herida"

"Sus ideas y descubrimientos se asemejaban a ciertas imágenes reveladoras -y en apariencia felices- de los sueños, que en estado de vigilia nos parecen totalmente triviales e inservibles." "Los antiguos reconocían en los sueños toda índole de cosas, y en ocasiones mensajes de los dioses. ¿Y por qué habrían de estar equivocados? Algo hacían ellos con esos mensajes de los dioses. A nosotros nos interesa el tejido que envuelve a estos mensajes, la red donde algo queda prendido." "Intentamos volver a encontrar en las cosas el reflejo que nuestra alma ha proyectado en ellas y nos decepciona comprobar que en la naturaleza parecen desprovistas del encanto que debían en nuestro pensamiento a la vecindad con ciertas ideas." "Este mundo manierista utiliza, justamente a consecuencia de su duda y de su angustia, la coraza en vez del cuerpo, la máscara en vez del rostro (...) En tanto el barroco tiene una tendencia hacia el humor que es afirmativa por completo, lo cual es signo de un excedente de fuerzas, el manierismo se encuentra lejos de toda posibilidad de humor: En el manierismo nos sobrecoge, con un estremecimiento que nos previene de algo, la profunda seriedad de lo exangüe, la melancolía de lo enjuto." "La Belleza es, pues, el camino del hombre sensible hacia el espíritu (...) el amante es más divino que el amado, porque el dios habita en él y no en el otro..." El aprendiz emprendió la búsqueda de su maestro. "Siento un gran vacío al no conocer a mi mentor -decía- que la poesía la quiero aprehender". Y decidió estrecharlo en sus brazos cuando lo viera, inmortalizar el momento con una foto, colgarla en grande en la sala de su casa para verla siempre y saber que realmente ocurrió aquel encuentro. Llegó finalmente el día y el aprendiz, tan torpe, con esa timidez de los momentos decisivos no pudo pedirle ningún gesto ni estrecharle la mano siquiera a su padre poético. Pensaba "así es la realidad sentimental que quiebra la poesía, la palabra que se dice se esconde más fácilmente que la palabra que se escribe". Y tal como estaba, indefenso sin su pluma, intentó bañarse con la mirada del maestro cuya pupila designaba también al pequeño ser que en los ojos se encierra. Como si adentrándose en esos ojos de anciana sabiduría pudiera conocer el soplo que daba a sus papeles y letras como si aquel influjo se dejara asomar, incauto, a través de los ojos. Pero el maestro lo había visto todo ya y conocía los deseos del joven aprendiz de poeta. Sin embargo, su mente no estaba en el intercambio de saludos sino en la luz que se colaba a través de la ventana. Sintió, de repente, el arrebato de querer asir esa luz salir al exterior y tumbarse al sol, como si fuera una mortal dejándose encantar por el dios Zeus. Descubrió que había pasado frío todos esos días... Había sido esa luz, la que lo había despertado del invierno. Todo esto lo comprendió enseguida el joven, pendiente del brillo soleado en la ventana, porque había seguido el rastro de la mirada del mayor. No fue determinante decirse demasiado para compartir la necesidad de la materialización del objeto y sujeto poéticos, del narrador omnisciente, del autor, del yo... cuando se quiere abrazar una imagen o la fuente de todas las imágenes. (Thomas Mann, La muerte en Venecia) INFAUSTA(Tres formas de la existencia frustrada, Ludwig Binswanger) (En busca del tiempo perdido, Marcel Proust) (Jacques Lacan) (La muerte en Venecia, Thomas Mann)

Marielena Blay

Es filóloga y escribe desde antes de aprender a escribir, cuando les dictaba a sus padres monólogos y supongo que otras creaciones que anuncian dones y pasiones y humanidad.

"Me adorno con flores muertas que continúan vivas a mis ojos".


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