La Química en la Cosmética
Los Componentes
Para conseguir que una crema o cualquier mezcla entre distintas sustancias con fines cosméticos se mantenga, hacen falta los siguientes componentes:
emulgentes: para unir grasa y líquidos
antioxidantes: impiden el deterioro en contacto con el aire
gelificantes: dan textura y cremosidad
conservadores: impiden el deterioro temporal
bactericidas: desinfectan el medio para que no se formen hongos, etc.
¿Seguridad y control en los ingredientes?
Viendo ésto, no hacen falta tantos componentes en las cremas, sin embargo, la lista de ingredientes en algunos productos se hace interminable y, a veces, una simple crema hidratante tiene más de 50 ingredientes.
La industria cosmética trata de maximizar más y más sus beneficios creando nuevas sustancias, cuyas materias primas deben costar, y cuestan, cada vez menos.
El problema es que, actualmente existen más de 6.000 componentes químicos que están permitidos, pero no controlados. Esto significa, que en los productos aparecen agentes químicos que nos pueden causar, no sólo alergias o eczemas sino, asthma, problemas de pigmentación y hormonales, cáncer o incluso daños genéticos a futuros bebés.
No son pocos los dermatólogos sinceros, que ante la avalancha de cosméticos afirman: “hay que estar contento, si un producto no contiene ingredientes nocivos”.
Así también se explica, porqué entre las peluqueras hay más casos de muerte por cáncer, que en cualquier otro grupo laboral femenino – ellas inhalan directamente los componentes de tratamientos capilares, tintes o decolorantes.
Etiquetas graciosas e “hipoalergénicas”…
La publicidad ha creado un sinfín de expresiones y “tecnicismos” que suenan bien, pero carecen de cualquier valor científico: “péptidos súperhidratantes”, “sistema de purificación celular”, incluso algunos ingredientes se han inventado únicamente por sonar bien o espectacularmente, como “muscle extract” y DNA (¡sustancia genética!).
Pero incluso el término “hipoalergénico”, tan popular en muchos artículos, no tiene más relevancia que las palabras “súper mega-guay”. Normalmente, se debería referir a productos sin perfume, ya que las fragancias sintéticas son las que estadísticamente más alérgias pueden causar. Pero en ningún caso, es un término que comprometa al fabricante. Cada día surgen nuevas alérgias y nuevas sustancias que las causan, a parte, la mayoría de alergias recién se manifiestan semanas después de haber utilizado el producto, que las pudo provocar.
Trucos y trampas en la cosmética convencional
La pugna por maximizar el beneficio y minimizar la inversión, ha llevado a la creación de sustancias químicas, que no son beneficiosas para la piel y solamente engañan la vista durante un par de horas. ( Por ello siempre es mejor utilizar cremas hechas con productos naturales).
La manera sincera de cuidar la piel es aportándole nutrientes, para que por sí misma se pueda recuperar. Pero existen sustancias, que no aportan nada, sino que tienen efectos meramente físicos, que en ocasiones pueden resultar dañinas para la epidermis:
1) agentes químicos que hinchan la piel, haciendo desaparecer pequeñas arrugas – a largo plazo se expanden las células, el tejido decae, se vuelve flácido, la persona reacciona aplicándose más producto, porque tiene la impresión de que su piel no puede estar sin él.
2) Agentes que decoloran – sustancias agresivas como las compuestas por “ammonium” aclaran la piel, dándole una apariencia más jóven y fresca, cuando en realidad sólo se trata de un engaño óptico – una piel más oscura nos hace parecer mayores al acentuar las sombras. Pueden causar disfunciones en la pigmentación, pequeñas heridas y fotosensibilización aguda (la piel ya queno soporta la luz solar).
3) Agentes que aparentan hidratación, como los aceites minerales – bloquean la barrera lipídica natural de la epidermis, resecándo e agrietándola, pero su textura oleosa y siempre brillante, sólo aparenta un efecto hidratante. A largo plazo pueden causar alérgias en cadena, irritación crónica, acné, etc.
4) Agentes que se agregan para paliar los efectos nocivos de otros agentes – una estrategia que puede parecer realmente estúpida, pero que se observa a menudo y es la razón por la cual existen listas de ingredientes interminables en la etiqueta de un producto que debería ser de lo más simple.
Así, hay algunos fabricantes sin escrúpulos que llegan a utilizar aditivos que irritan la piel (por ejemplo emulgentes y suavizantes o gelificantes baratos con tacto agradable) y los mezclan con agentes que bloquean las funciones cutáneas, para que la piel no “se defienda” rebelándose y no se haga visible una alérgia.
En el siguiente post os hablaré de los ingredientes y de cómo identificarlos.
Gracias por leer Soy Mujer Actual.