Initium et Finis

A veces los finales suelen ser mejores que los principios. Pero casi nunca suele ser así.
Como todo, los ciclos se cierran y las personas cambian. Y también se marchitan y mueren. Esto no son más que las notas finales de algo que nunca llegará a formar parte de la canción completa. Me toca hacerlo a mí.
Basta de volver aquí a refugiarme de mi vida. Tengo que hacer algo por las palabras, y ya me he mordido la lengua suficientes veces. No está bien abandonar, pero esto no es un abandono, es una forma de alcanzar otra meta.
Nunca es nunca, pero hoy puede serlo todo. Nunca más, nunca jamás, nunca en mi vida. Describir la realidad con las palabras es igual que hacerlo con un piano, y no es algo fácil. Esta es mi última composición.
Por supuesto, todos los que habéis entrado aquí, sólo deciros que gracias. Y en cierto modo, perdón. Pero entendedme, necesito un piano nuevo y nuevas partituras con las que avanzar. Puede que no lo haga, pero supongo que las palabras me arrastrarán aquí de nuevo a este cementerio de elefantes.
La vida es algo más que palabras, porque aunque éstas nos ayuden a endulzarla, cuando vuelvo la espalda veo la realidad, mi realidad. Y es indescriptible.

Es algo que tengo que solucionar. Pero nunca diré que me arrepienta de lo que he escrito a lo largo de estos meses en este espacio, porque todas aquellas personas a las que dirigía mis palabras si que forman parte de esa realidad incierta y de verdad que me hacéis tremendamente feliz.
Las historias nunca se dejan por terminar y más aún cuando realmente te vinculas a ellas. Siempre existen ojos que nos calan tan profundamente que nada vuelve a tener sentido. Yo necesito reencontrarlo.

-Creo que voy a abandonar la ciudad.
-Lo sé, probablemente no volvamos a vernos.
-Realmente me siento triste ahora, ¿podrás perdonarme?
-Aunque nunca hayas sentido nada, porque eres una estatua, sé que tu mirada vacía era la única que llenaba la mía.
-Gracias por tantos momentos de silencio. No te olvidaré.
-Hasta siempre.

(se alejó, perdiéndose entre las sombras de aquellos árboles sin darse cuenta de que era él la fantasía, la estatua de las palabras que salían de mi boca.)

Nadie viene a salvarnos nunca. Al final acabamos siendo inexistentes como el humo.

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Estaba sonando…