Revista Diario
Inocencia interrumpida
Publicado el 21 junio 2011 por MixhaA veces la noche cubre lo más terrible del ser humano pero no la ignominia. Podríamos sentarnos a cavilar sobre las diversas variedades de seres que circundan las calles y respiran el oxígeno de nuestro planeta.
Eran las once de la noche, se escuchaba a los lejos el ruido de algunas conversaciones y el traqueteo de los carros que corrían a velocidad por la avenida Aviación. Tratando de cortar camino, me hallé perdida entre ciertas callecitas que circundaban de forma paralela a la construcción del Metro. Lima no es una ciudad donde uno pueda perderse fácilmente pero a veces tiene ese aire huraño medio obstinado y muchos creen que tiene ojos las esquinas. Al llegar a la dirección predestinada, sólo atiné a tocar la puerta.Los niños son los seres más indefensos de este mundo y por ende deben ser protegidos, sin embargo, existen oscuros halcones alados que se los llevan volando a sitios perdidos para convertirlos en parte de su convite o desaparecerlos. No es fácil investigar casos sobre niños y ver de cerca el terror de sus ojos o una ironía en su sonrisa porque fueron traicionados. RC fue hallado después de cinco días, medio desnudo, con los ojos perdidos sin nada que decir. Que le podía preguntar sobre el origen del viento en esa tarde o si las esquinas fueron testigos de su ultraje. A través de la ventana del taxi, podía escuchar la lluvia dando leves golpecitos en mi cara sin tocarla, mientras revisaba mi libreta y unía cabos. Tres casos muy seguidos últimamente que llevan el mismo patrón, urgir en un universo abyecto donde sólo existe la malicia. Cuando estuve frente a RC le pregunté si le gustaban los dinosaurios y me comenzó a explicar sobre cada uno de ellos y así lo escuché durante media hora hasta que se fue a dormir. Cuando llegué para dar mi informe sobre el tema, se molestaron conmigo por no haber sacado los datos necesarios para ese reporte. Ahora que miro mis teclas y escribo esta historia, me hace recordar a otra niña - que pasó lo mismo - en Nueva York, a la cual llamaré Brunella. La recuerdo furtiva debajo de la mesa, acurrucada en una esquina preguntándose por qué le pasó aquello. Mientras su madre discutía con la policía, mientras entre las sombras todo es tan claro. Todos la llamaban y al encontrarla era tan pequeña, me metí junto con ella debajo de la mesa y le leí un cuento de Hans Wilhelm I´ll always love you. Porque uno debe escucharlos en su silencio para cuando estén listos para llorar.