Los niños lloran y dejan de ser niños. La turba pálida va a por ellos sin piedad. Miro a mi izquierda y veo a una chica pelirroja con gafas de pasta temblar. Me muevo con cuidado hacia donde está ella.Me mira a los ojos desesperada desde la distancia, le han visto. Está perdida. Llora de desesperación. Sus labios rosados comienzan a empalidecer y su iris verdusco se torna en un seco gris. Su pelo rojo fuego se vuelve tan negro como el carbón. No tiene escapatoria, se ha vuelto una insomne. Me alejo con cuidado mientras aún puedo sentirla llorar, le han robado la ilusión y se han apoderado de los sueños. Me incorporo y evito el contacto directo con sus ojos. Van lánguidos, chocándose con todo lo que se tope por su paso, de pronto uno me mira y se abalanza sobre mí.
Despierto, ha sido una mala pesadilla. Desayuno, me aseo, me visto y salgo a la calle. Van a ser las nueve. Estoy en la misma calle que he soñado, e incluso veo el coche gris aparcado justo donde soñe. A mi alrededor, insomnes. Gente sin sueños, sin esperanzas y sin ilusiones. Ataviados con sus prendas grises y tétricas. Aparatos electrónicos dominando a la raza humana y guiándoles a la inutilidad de lo útil, han dejado de soñar.
Cruzo la esquina y veo como un niño sostiene entre sus manos un ejemplar de "El Principito". Me detengo y compro un café en el puesto de la esquina de la calle. Le observo leer con detenimiento. Saco de mi bandolera el mismo ejemplar que el chico lee y rezo una parte de la dedicatoria:
"Todas las personas mayores fueron al principio niños. (Aunque pocas de ellas lo recuerdan.)”
Me mira, y se sorprende.
- Nunca dejes de soñar. Mira a tu alrededor - extiendo la mano al frente dibujando en el horizonte una panorámica a sus ojos-, son 'insomnes'. Seres que han perdido la ilusión, las esperanzas y lo más valioso que tenemos: los sueños.
Agarro de nuevo el café y desaparezco.
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- Nota del autor -
Vivimos en un mundo dominado por la estupidez y la falta de sueños, que el desánimo y el frío no os atrapen nunca. Huid a donde la imaginación os lleve y sobretodo, la felicidad.