Insomnio

Son las seis. Apenas amanece. He salido a caminar. Entre la pared y la vereda siempre hay un espacio. En la sombra o bajo el sol, tu perfume y tu aliento van conmigo. Ni la lluvia puede apagar tu voz, el señuelo del acordeón y las letras de aquella canción que marca el camino. Puedo respirar. La memoria de ti me alumbra la vida. Y una palabra. Una palabra lo es todo en estos tiempos. Una palabra puede ser la vida, puede serlo todo. Puede acabar con la agonía. Una palabra tuya, no importa cuál, me devuelve la luz. Alcanza para despertar, anima y provee. Después, ya puedo sentarme ante la mesa para verte humear sobre mi plato. Así se ve mi casa. En el patio ondean tus vestidos, tus cabellos, los lirios, las muecas que invariablemente derramas cuando llega el sol. Ante la cocina las orquídeas han dejado de entristecerme con su belleza y ahora conllevan tu nombre. Dentro de mi sueño están mis pesadillas. Afuera estás tú, y el insomnio. DE: Y ENTONCES Derechos Reservados Copyright 2020 de Rogger Alzamora Quijano