Ahora, dos horas y media, un café y todo el apartado de arquitectura terminado, me toca ponerme con la pintura. Porque, tsss... es que este hombre ha hecho de todo.
Yo también quiero hacer de todo (moraleja inspiradora de por qué el protagonista de mi trabajo se merece su sitio en Inspiración), pero también quiero tener tiempo para hacerlo.