Inspiración.

Inicio el mes de Febrero -el del amor, dicen- muy inspirada con mi cuento número 46, titulado "La mecedora de Old Sautee Store". Me explico un poco.
No me gusta titular en inglés. No poseo ningún dominio sobre el idioma -ya me gustaría- y detesto a todo esnob (palabra españolizada) que, pudiendo hablar o escribir en español por ser lo más natural u oportuno, utiliza el idioma de Shakespeare en su verbo o su indumentaria para demostrar que el número de tontos es ilimitado (Xavier Nart, dixit). De hecho fue la primera pregunta que JJ -mi editor- me hizo al comentárselo:
-¿Y por qué no lo titulas en español...?
Pues bien, es la excepción que confirmará la regla y es debido a que la inspiración surge de una tienda estadounidense (Old Sautee Store), que me atrajo en cuanto vi su foto publicada en facebook por mi amiga Concha Worth. A ella le debo la información del sitio y las facilidades. Si veis la imagen, entenderéis por qué no puede nombrarse más que en inglés. A cada cuál lo suyo.
Tengo el final por rematar y es que terminar con éxito una historia es una de las cosas más complicadas para el escritor. Es la guinda que te puede dejar un sabor dulce o amargo y es lo que hizo que una obra presuntamente maestra -para mí- como The Langoliers del maestro King, fuera de la cima a la sima y de ahí a la decepción más cruenta... Yo prefiero el camino a la inversa: de menos a más y de abajo a arriba.
¿O no es lo más interesante en la mayoría de las cuestiones...? Pues eso.