Ejecución del Inca Atahualpa
—”¡Señor, hazme un instrumento de tu paz!" —Exclamó un caucasoide misógino y reprimido. Así pues, Durante centurias se dedicó a ir, de pueblo en pueblo, estrellando infantes contra rocas y abriendo en canal vientres maternos, tal a como mandaban los dogmas más antiguos de su fe. Como esto no fuese suficiente, y a fin de dejarle bien en claro su mensaje de paz a los impíos, tuvo que añadir el saquear templos paganos, esclavizar hombres y mancillar doncellas a su lista de mandamientos. No estaba muy a gusto con esto último, pues la compañía de jóvenes mozos le proporcionaba una mayor satisfacción, pero era un sacrificio que debía hacerse para la difusión efectiva de su mensaje de paz.Con el tiempo, llegó a darse cuenta que su causa le reportaba buenos dividendos a su bolsillo. El monopolio de la paz se hubiera mantenido sin mayores complicaciones de no ser porque a un adadita polígamo y pederasta se le ocurriera justificar sus costumbres plagiando el mensaje de paz, que tampoco era del todo original, y exclamar: "¡Alá, hazme un instrumento de tu Yihad!".