Es desde todo punto inconcebible que de nuevo, y con la aquiescencia de los países occidentales, los derechos de las mujeres hazaras (minoría afgana de confesión Chií) vuelvan a ser del todo pisoteados. No puedo entenderlo. ¿Hasta qué punto los intereses personales y/p partidistas del actual presidente de Afganistán por continuar en el poder después de agosto, que es cuando han de celebrarse las elecciones, están por encima de los propios derechos humanos de las mujeres?
Se aprueba un nuevo código civil para la comunidad antes mencionada, sin apenas tiempo para las enmiendas parlamentarias en el que a las mujeres se les impide ser ellas mismas en ningún aspecto y aquí no pasa nada.
Zapatero anuncia un nuevo contingente de más de cuatrocientos efectivos militares que vigilarán las elecciones y punto. Pero ¿Y después?
Por lo que he podido leer, la norma ya firmada por el presidente Karzai, permite la violación dentro del matrimonio, impide el acceso de las mujeres al exterior de sus viviendas sin la compañía de un varón incluso para asistir al médico, permiten las bodas infantiles... Y así un sinfín de tropelías más.
Y por lo visto para la comunidad internacional, estos aspectos sobre los derechos humanos que repercuten directamente sobre la vida de miles de mujeres, carece de importancia y siguen adelante con los planes de apoyo a este país que considera a sus mujeres como ciudadanas de tercer o cuarto orden.
¿Donde están los criterios de igualdad entre mujeres y hombres que han de imperar en los proyectos de cooperación al desarrollo tan proclamados por los actuales gobernantes del mundo?
¿Donde han quedado la defensa de los derechos humanos cuando se trata de mujeres y además concretamente de las mujeres afganas?. ¿Donde ha quedado el derecho a una vida autónoma y sin necesidad de una permanente tutela por parte de unos hombres a los que se les permite incluso la violación legal dentro del matrimonio?
Me cuesta mucho entenderlo. Mejor dicho, no puedo entenderlo. No consigo entender cómo se pueden anteponer intereses inconfesables de unos pocos al interés general de la mitad de la población, que son las mujeres.
Hace justo tres años me preguntaba públicamente cual sería la situación en aquellos momentos de las mujeres afganas y nadie me respondió a aquella pregunta. Ahora me la encuentro en forma de recesión de derechos a todos los niveles y repito, con la aquiescencia de los dirigentes mundiales por intereses que únicamente ellos conocerá y que, de momento, siguen siendo inconfesables para el conjunto de la ciudadanía preocupada por la condiciones de vida de las personas más desfavorecidas y que, desgraciadamente en demasiados casos, continuamos siendo las mujeres y las niñas.
A pesar del dolor, ben cordialment.
Teresa
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