Revista Diario

Internet y la nocilla en China

Publicado el 13 junio 2013 por Nmartincantero

Los Tres Magníficos Chinos volvieron a visitarnos ayer por la tarde. Además de la linterna, traían una máquina taladradora, lo cual me dejó preocupada. Eso y el objetivo de su visita: instalar fibra óptica. Decidí ignorarlos y refugiarme en la cocina y en mi tostada de nocilla mientras trajinaban por la casa con sus bolsas de plástico color azul en los pies, para no estropear el parqué (lo demás no importa, pero como ya he dicho otras veces, el suelo es sagrado).

No sé qué demonios hicieron, además de dejar los marcos de las puertas como un colador, pero hoy estoy prácticamente incomunicada. El escaso internet, que viene a ser como el hilillo de voz cuando padeces afonía, me da para leer que la Unión Europea ha denunciado a China ante la OMC por el conflicto de los aranceles, y la paranoia, que por aquí es rampante, me hace pensar si no habrá habido “algo” que contribuya a inutilizar mi servicio de VPN (la red privada virtual que sirve para sortear el Great Firewall).  

Sea como fuere, el post que tenía previsto hoy incluía un vídeo que no puedo subir (YouTube está censurado en China, como sabéis). Podría hablar del vicio de las redes sociales, que se hace evidente cuando no se dispone de ellas, pero miro a mi lado y sólo veo los agujeros que los Tres Magníficos perforaron en las puertas. Se da la circunstancia de que son el elemento más bonito de mi casa.

Me refería hace tiempo a la expresión chā bù duō (hazlo, sin importar cómo). Pero esta tendencia no se entiende si no se acompaña de otra: la constante, obsesiva y vertiginosa escalada, a todos los niveles, en los recortes de costes (ambas cosas, por supuesto, van de la mano). La combinación de ambos factores –chā bù duō y abaratamiento– se relaciona con todo tipo de accidentes, como el que hace poco costó la vida a 120 trabajadores de una planta avícola porque las salidas de emergencia estaban bloqueadas. En otros países también sucede, por supuesto, y tenemos un tristísimo ejemplo bien reciente. Pero en China es rutina.

Como no puedo aportar ahora las pruebas que me gustaría, y enlazar a esos sitios censurados que critican la costumbre nacional de recortar en gastos cruciales como el correcto funcionamiento de las salidas de emergencia, acudo a la anécdota personal. No mía, sino de una persona muy cercana que trabaja en el sector de energías renovables.

La semana pasada el socio chino de la empresa europea para la que trabaja decidió retirar de los generadores solares que fabrican algunos dispositivos de seguridad para ahorrar costos. Unos costos que vienen a ser el 2 por ciento del producto. Estos dispositivos de seguridad, son, para entendernos, el equivalente al diferencial de la luz que salta en los hogares. Si hay un problema, el operario que maneja este aparato se quedará frito al instante.

Este es el último de una larga serie de detalles que incluyen el accidente con aquel inversor solar fotovoltaico en la camioneta de los helados. Detalles que resultan, en fin, en que como consumidor te intentes mantener lo más lejos posible del producto de fabricación nacional. Me voy a por otra tostada de nocilla.  


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