“sabes que cuando llegue el turno no será diferente”Arcadio Leos
Que los dioses emerjan del cincel que ordena la piedra y recurran al sacrificio, podría ser una frase enigmática, al final sólo es el encargo de una tribu. Y los dioses sólo reflejan el karma, ya establecido en el cosmos y organizan esa energía invisible que emana en el tiempo, debido al comportamiento de la personas. Podría ser una concatenación de ideas, la sucesión de hechos encadenados uno tras otro, que dependen de un surco estigmático que deniega nuestras circunstancias abyectas o inimaginables a la orden de una mínima especificidad.El aire sacudió las cortinas y las elevó de tal manera que semejaba un dosel. A la sombra toda forma es un ente. Ella escuchó su nombre y al voltear sonó un ruido chirriante que le cruzó el occipital y terminó atravesando la pared a una velocidad que se mezcló entre danzas y festines que a lo lejos daban los jíbaros* que ella tanto apoyó con sus curaciones y estramonios. La noche caía de bruces y él supo que podría extender su universo y sonrío. Por unos segundos la observó y sintió una jaqueca que le perforó el cerebro y un dolor de oído extremo. Cuando llegó a Lima sentía una migraña ensordecedora que lo empujó a visitar a un par de médicos. Seres que nunca pensó indispensables, sin embargo, allí estaba esperándolos. Se hizo un par de análisis y después de comprar sus medicamentos se retiró a descansar. Sabía que en un lugar tan alejado de la amazonia, jamás llegaría ni por un ápice a ser descubierto. Así que dio por sentado y hecho que era dueño de todo. Y así pasaron los días y ninguna noticia, hasta que lo llamaron y le avisaron que su esposa había fallecido a causa del disparo perdido de un cazador.De repente, un halo helado golpeó su cuerpo y se estremeció, estaba sudando frío. Así que inmediatamente llamó al hospital. Al abrir los ojos le avisaron que acababan de hacerle una operación de emergencia, que había tenido un tipo de parásito similar al tamaño de la pulga dentro de su oído. Él sintió alivio y preguntó si podrían darle de alta en el hospital, ya que tenía que viajar prontamente al extranjero. El doctor le dijo que llevaba tres días inconsciente y que habían hecho algunos estudios sobre el insecto y que era hembra. Y que dicho parásito se reproducía cada doce horas y que daba alrededor de cincuenta huevos.A la semana, se escuchaban los ritos finales, todos se aglomeraron alrededor de la encomienda, abrieron la caja y allí estaba la cabeza, la mantuvieron sumergida en el agua durante 15 minutos ya que si lo pusieran más tiempo pudiera ablandarse demasiado. La sacaron del agua y ya era la mitad del tamaño original. Rasparon la piel por dentro para sacar los últimos restos de carne y cosieron boca y ojos. Y lo pusieron en exhibición como trofeo. **Por otro lado, dice la historia de los jíbaros que los bien amados son llevados al pie del cielo, y para ello deben subir muy alto para dejar sus restos como ofrenda. Los brujos soplan sobre la figura para enfriar el cuerpo, para darle nuevamente la vida y extender sus restos sobre la tierra. Y así ella fue llevada entre cantos y furias por el altar de los dioses emergentes del alma.* Los shuar (también llamados jíbaros) son el pueblo amazónico más numeroso. Habitan entre las selvas del Ecuador y Perú. Los conquistadores españoles les dieron el nombre de jíbaros.
** Los jíbaros cuando ganaban una batalla reducían las cabezas de sus enemigos.