En las culturas antiguas el solsticio de invierno era un hito fundamental, por cuanto el sol comenzaba a retacear su influencia benéfica y se sucedían largos meses en los que probablemente el hambre iba a llevarse algunas vidas. La ausencia del calor solar procuraba mitigarse con el más misterioso de los cuatro elementos: el fuego. Alrededor de las fogatas se reunían los miembros de las comunidades, contemplando la transformación de la materia densa en sutil a partir de la acción de las llamas.
La energía uterina del invierno implica la rueda de muerte y renacimiento porque contiene en sí el embrión que emergerá en primavera. Es tiempo de recogimiento y de reflexión, una magnífica posibilidad que se repite en cada ciclo anual para acoplarse a la naturaleza y entregarse a esa indefinible sensación de melancolía que el invierno trae consigo, junto con la luz restringida del día y la visión de los árboles desnudos a merced del viento.
En mi barrio las hojas han caído y el camino que oscilaba entre un tornasol de amarillos intensos y verdes rotundos aparece despojado de todo tinte y color; el mar, a pocas calles, es una masa profunda sin horizonte definido. Y una vez más la pluma de Borges coloca las palabras en su punto exacto, y todo lo demás carece de sentido: “…Pienso (ya lo he pensado) / que en este invierno están los antiguos inviernos / de quienes dejaron escrito / que el camino está prefijado / y que ya somos del Amor o del Fuego…”.
Preguntas de historia y filosofía
Ambos distan bastante del estereotipo intelectual predominante en el imaginario: Pigna ha sabido interpelar la historia de una manera desenfadada y desmitificarla ante un público masivo; Darío Z, como suele identificárselo dado su impronunciable apellido, ha hecho hincapié en un modo de interpretar la filosofía descontracturado y contracultural, tanto desde la docencia universitaria como desde sus participaciones en radio. El resultado es el abordaje de conceptos teóricos con un lenguaje llano y claro que resulta ameno y coloquial, de ahí el éxito de la propuesta.
Si bien historia y filosofía son disciplinas independientes se encuentran intimamente entrelazadas, por cuanto historia es también historia del pensamiento y el pensamiento resulta origen y razón de ser de la filosofía. En el escenario la dupla se complementa a la perfección: mientras Pigna es sereno y moderado en la manera de transmitir el conocimiento, Darío Z es sarcástico, incisivo y locuaz. Con este ensamble peculiar, ambos han logrado interesar a personas no vinculadas con el ámbito académico tanto en el ejercicio del pensar como en la deconstrucción de conceptos establecidos como verdaderos.
La fotografía corresponde a la imagen publicitaria del evento.
Agua de kananga
Con el tiempo la compañía fue lanzando otras fragancias, siempre con la composición de aguas perfumadas, que adquirieron carácter mítico y comenzaron a emplearse tanto para elevar la energía y repeler vibraciones densas como para perfumar ambientes y tonificar la piel después de un baño de inmersión. Actualmente se puede escoger entre varios aromas: ruda, patchuli, kananga, rosas, sándalo, canela… una pluralidad de elixires para todos los gustos, cuya distribución se limita a algunos comercios con características especiales.
El aceite esencial de ylang-ylang o cananga odorata es originario de un árbol que crece en Malasia, Indonesia y Filipinas, y constituye el componente principal de una colonia tradicional de la marca: el Agua de kananga. La fragancia es intensa y cremosa y recuerda vagamente al nerolí, la botella es generosa y se puede conseguir a un precio irrisorio. La mía fue adquirida en Padma y la he empleado como aura de protección, antes de acostarme para relajar el alma y a diario como colonia, dejando una estela indefinible a cada paso.