Necesité tristezas, para reconocer la felicidad; ensordecedor ruido, para valorar los silencios propios y ajenos; y una definitiva ausencia para valorar que tu presencia está más allá de los recuerdos materiales.
¿Qué ironía, no? Siempre me dijiste que parecía un solteron porque guardaba todo; yo decía : "Algún día lo voy a necesitar". Y hoy... hoy que te necesito a cada instante, no debo recurrir a nada material porque ¡Aquí estás!.