Magazine

Isla mínima

Publicado el 30 marzo 2009 por [email protected]

A veces una pierde la perspectiva histórica. Siempre me ha gustada la Mínima, que es como conocemos los isleños e isleña al Poblado de San Lorenzo del Guadalquivir, por ser una finca que integra las dos actividades tradicionales de la Marisma, la ganadería y la agricultura. Mi sorpresa fue encontrarme en la hemeroteca del periódico La Vanguardia, que aprovecho para recomendar, la noticia que os he dejado en el post de hoy. Ya en 1955 se ofrecían fiestas en el cortijo. En esta en concreto se comenta la que se celebró con motivo del V Congreso de Obstetricia y Ginecología Hispano-Lusitano.
Guardo un recuerdo muy lejano de "la piscina de Escobar". Mis uñillas se clavaban en los dorsales de mi tío Carlos cuando me llevaba en su Ducati por esas carreteras de grava. A cambio del susto me bañaba en una piscina de verdad y sufría las ahogadillas de mi tío y sus amigos.
"Fue en 1939 cuando José Escobar Barrilaro fue a Salamanca para comprar la ganadería de Garcilaso Pérez-Tabernero. En 1944, todas las reses son trasladadas por ferrocarril a la Isla Mínima. Se da la circunstancia curiosa de que ésta fue la primera ocasión en que una vacada brava era transportada totalmente en tren, iniciándose el viaje en el embarcadero de la estación de Villaverde de Alto. No sólo los toros procedían de Salamanca, también los mayorales vinieron de aquellas tierras. Eran los hermanos Fulgencio y Santiago Aparicio.La finca de más de mil hectáreas, fue adquirida por don José Escobar en sociedad con Rafael Beca, ya que ambos tenían el propósito fundamental de impulsar el cultivo de arroz. Durante el siglo XIX, la finca había pertenecido al Marqués de Olaso, quien en los años veinte la vendió a la compañía inglesa de las marismas, empresa dedicada a desecar terrenos pantanosos para convertirlos en aptos para el cultivo, y a la que a su vez se la compraron Escobar y Beca. Es una tierra completamente llana, como todas las de la zona, de la que sólo se han reservado 300 hectáreas para el ganado bravo; el resto es dominio del arroz. En ella construyó el Marqués de Olaso un soberbio cortijo, que hoy, se parece a un gigante en medio de la planicie, con el empaque de un viejo aristócrata. José Escobar construyó una plaza de tientas junto al cortijo cuando trajo la ganadería; se inspiró en la de Sevilla, y parece una Maestranza a escala reducida. Más tarde, a principios de los años setenta edificó dentro de la finca un poblado para alojar a los trabajadores arroceros, al que bautizó como San Lorenzo del Guadalquivir. Por todas partes aparecen azulejos con el hierro de la ganadería, y los detalles de buen gusto en rejas y fachadas proliferan desde la misma entrada a la finca. Los años cuarenta, sin duda fueron los más brillantes para los "Gracilianos" de Isla Mínima, que acudían a las plazas más importantes de la mano de las grandes figuras, sobre todo Manolete. El diestro cordobés tuvo uno de sus más grandes triunfos en Pamplona, el 10 de Julio de 1942, con el toro "Corralero", de este hierro. Unos días antes, el 21 de Julio, cortaba cuatro orejas y dos rabos a otros dos toros de Escobar. La tarde más apoteósica fue la del 23 de Julio de 1944, en Valencia, con una bravísima corrida estoqueada también por el monstruo de Códoba, Antonio Bienvenida y El Andaluz en la que sobresalieron "Grajito", correspondió a Manolete y fue protagonista de una famosa anécdota: "Aquel toro era lucero y tenía dibujada una "V" blanca en la testuz. El hecho era curioso, y José Escobar, que siempre era muy anglófilo, tuvo la idea de regalarle su cabeza al Primer Ministro británico Churchill, ya había hecho famoso su signo de la victoria en aquellos años de la guerra mundial. Todavía se conserva la cabeza en la embajada española en Londres."Ignacio de Cossío http://www.elcossio.com/articulos.php?id=66
Enlazar

Volver a la Portada de Logo Paperblog