Iso 9001

Publicado el 12 julio 2013 por Chirri

Lo primero que hice cuando desperté fue comprar un tabloide, a pesar del tiempo transcurrido las noticias no habían cambiado, solo el nombre de los protagonistas, pero los anuncios si, uno me llamó sobremanera la atención: Spain is different; España, todo bajo el sol, todo ello enmarcando el cartel de un tal Miró. Y la palabra mágica: sol, algo de lo que siempre carecí en este Londres plomizo y húmedo.
No lo pensé mucho tiempo, me desplacé a mi banco en la city donde comprobé alborozado que los caudales confiados a mis testaferros no habían dejado de crecer durante todos estos años, desde allí acudí a mi agencia de viajes de siempre, Cox & Kings para comprar un pasaje en el primer paquebote que partiera hacia el continente, allí me di cuenta de que el tiempo no pasa en balde, por lo que me dejé convencer para tomar un aeroplano que hacía el trayecto sin escalas hasta Barcelona,cuna del pintor que tanto me había epatado con la contemplación de su alegoría de España.
Increíblemente en poco más de una hora llegué a mi destino, descendí del aeroplano verdaderamente agradecido de pisar terreno estable y firme y me di cuenta que era cierto, el día aquí tiene otro color y hay otra luz distinta a la que siempre estaba acostumbrado, allí mismo abandoné mi gabán de tweed agradecido de poder salir a la vía pública sin él.
Tomé una carroza motorizada de un extraño color amarillo y negro y le indiqué al cochero que me buscase un hotel céntrico en la ciudad, a lo que el cochero me interpeló:
-   ¡Qué! ¿de turismo?
Ese vocablo me era extraño, por lo que le solicité una explicación a su pregunta, a lo que contestó:
-   Que si viene a ver monumentos o a ver lo que caiga, ya que le veo que viene solo, conozco un hotel, vaya, lo que antes se llamaba “meublé” y que ahora se llaman “love hotels” seguro que le encantará por su discreción y además son relimpios.
No suelo tener complicaciones con mi equipaje, la ropa la voy comprando según la necesito y solo me acompaña mi maletín con el instrumental preciso, por lo que asentí a su proposición, tantos años aletargado me tenían el cuerpo y las hormonas en plena ebullición.
-   Of course, vamos allí.
No creo en las casualidades, pero poco antes de llegar al hotel, el vehículo bordeó un parque dedicado a Joan Miró, esto prometía, iba por buen camino, aunque no suelo hacerlo, una leve sonrisa escapó por la comisura de mis labios.
“La perla negra” Vaya, un nombre exótico para un hotel urbano y además era realmente discreto, la entrada no era distinta a la de los inmuebles anejos, creo que me va a gustar, es justo lo que necesito en mi nueva vida.
-   ¿Me indica su nombre por favor?
-   Si, cómo no, Ripper, Jack Ripper.
-   Aquí tiene usted, habitación 69, le dejo este folleto con nuestros servicios, además le tengo que resaltar que acabamos de lograr la certificación ISO 9001.
-   Suficiente, darling, ya me lo leeré mientras me ducho.
-   Permita que le adjunte este catálogo de nuestras “amigas”, señoritas de compañía de alto standing, viene su teléfono para contactar con ellas y puedan desplazarse directamente a su habitación.
-   Curioso, realmente curioso.
Cada vez me hallaba más sorprendido de los adelantos de la época, realmente favorecía mis intereses, era un extraño en esta ciudad y no tenía la más remota idea de los lugares donde se comerciaba con el sexo y no sabía dónde empezar a buscar una meretriz para colmar mis deseos.
Lo reconozco, vengo educado en una época donde primaba un estilo victoriano en la concepción de la decoración de los inmuebles, por lo que al entrar en mi habitación recibí un gran impacto visual, el dormitorio invitaba a todo menos a descabezar un sueño, una iluminación indirecta y unos colores extraños para una cámara me dejaron anonadado, frente a la cama me extrañó observar un cuadro de color negro sin ningún dibujo en su interior - a fuer de… extraño lugar para yacer con una coima.  
Abandoné mis pensamientos y me dediqué a la acción, observé con fruición la panoplia de hetairas que un colorido folleto me ofrecía a la vista, tampoco lo pensé mucho, cualquiera servía para mis intereses, me decidí por Yuri, colombiana, 26 años, tras un autodidacta y acelerado cursillo sobre la utilización del aparato denominado teléfono, conseguí contactar con ella la cual me prometió su asistencia inmediata.
-   Yurí
-   Si “amol” toda para ti.
-   Pasa, ponte cómoda.
-   ¿Qué tal si pedimos una botellita de cava para ir engrasando la garganta? Con este calor estoy toda “sequita” ¿Tú sabes?
-   Luego, primero vayamos al grano, ya habrá tiempo para beber después.
-   Como tú quieras. – y acompañó la frase con un desplazar de cremallera.
Me volví hacia mesa donde estaba mi maletín y tomé el instrumento de expiación, algo que iba a purificarla al igual que a las otras.
Ella semidesnuda, se contoneaba lasciva mientras se acercaba, la abracé, al ser seccionada la arteria, un chorro de sangre salpicó la pared.
-   Vaya, ahora comprobaré la eficacia de la certificación ISO 9001 sobre la limpieza y pulcritud del hotel.

Como sabéis está de moda el turismo literario, si queréis visitar a Sherlock Holmes deberéis ir a Baker Street, o más precisamente al número 221B de la calle, si deseáis visitar la zona de actuación de Jack el destripador el lugar a visitar es la zona de Withechapel, y por supuesto, si queréis visitar el emplazamiento de este relato, en Barcelona calle Entença 65 o visitando esta web: http://www.perlanegrabcn.es/instalaciones/, eso sí… que no se entere vuestra pareja, o id con ella ¿quién sabe?