Grazzano Visconti descansa a unos pocos kilómetros de la ciudad de Placencia al norte de Italia. Es una antigua ciudad medieval que ha sido restaurada y actualmente nos brinda la posibilidad de realizar un verdadero salto en el tiempo.
Se arriba a través de la autopista sur dirección a Bolonia; viniendo de Milán se debe tomar la salida hacia Placencia norte. No obstante, una vez que se está en zona existen varias indicaciones que muestran el camino hacia este maravilloso pueblo.
Un camino sin cementar nos permite recorrer toda la ciudad y llegar a los escondrijos más recónditos que nos sorprenden agradablemente. Las pequeñas y más variopintas tiendas, bares y restaurantes van dejando paso a capillas, casas actualmente habitadas e incluso podemos encontrar un interesante negocio de venta de muebles. En la pequeña ciudad también hay un castillo, creo que sería imperdonable que no existiese y por supuesto, amerita una visita. Como está habitado, solo se encuentra abierto al público en los meses desde abril hasta octubre y solo hasta las cinco de la tarde.
Algunos fines de semana de cada año esta ciudad organiza una celebración al más puro estilo medieval. Entonces el pueblo cobra una vida mágica al llenarse de personas que visten los hábitos medievales; es un verdadero regreso en el tiempo donde incluso se pueden observar carreras de caballos a la más pura usanza del medioevo. Si no desean perdérselo pueden entrar al sitio web cuyo link les dejo al final del artículo y darle una ojeada al programa de la ciudad.
Si alguien es amante del medioevo sería la ciudad ideal para vivir, de hecho este año existía una casa que se podía rentar por 500 euros. Era una de las más grandes y bien cuidadas de toda la ciudad. Verifiquen si todavía existe.
Entre los sourvenirs que pueden hallarse se encuentran espadas, cuchillos y cualquier otra arma medieval; los tamaños son a escoger. También existen representaciones de pequeños caballeros medievales con sus correspondientes armaduras, brujas, elfos, enanos… en fin, podemos encontrar todo el mundo en miniatura que habitó el sitio, algunos en el espacio real, otras son representaciones de criaturas que vivieron en la imaginación de los habitantes pero que eran parte fundamental de la cultura medieval. A su vez pueden encontrarse pinturas y productos naturales. Los amantes del New Age se toparán con las más variadas velas y hierbas aromáticas. Hay una tienda de productos realizados en metal, verdaderas bellezas artesanales.
En los varios restaurantes que existen puede probarse el “risotto ai funghi” (arroz con hongos) pero si son más atrevidos pueden degustar lo que antiguamente se llamaba “farro”, una especie de cereal hecho con el maíz que llegó a Europa con los descubridores de la América. No obstante, si llegan hasta la ciudad no pueden perderse los “tortelli di erbetta”, una pasta rellena con diversas hierbas que es el plato típico de la cercana ciudad de Parma.
Debemos ser visitantes muy atentos porque existen existen esculturas y pinturas por todo el sitio, algunas más escondidas a las miradas rápidas. Todas bellas por su antigüedad ; incluso existe una copia del pensador de Rodin en un patio interior que deberán descubrir por sí mismos. Si pasan una puesta de sol en la ciudad les aseguro unas vistas estupendas con un ambiente totalmente mágico; en la noche las luces de los pequeños faroles de seguro les harán variar muchas perspectivas diurnas.
Acá les dejo el link, visiten virtualmente la ciudad y quien sabe, quizás después se motiven a darse un salto hasta allá:
http://www.grazzano.it/