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Iván Kozlovski, excesivo e inigualable

Publicado el 16 enero 2010 por Titus
Iván Kozlovski, excesivo e inigualable
Hace unos días hablamos del compositor Józef Kozlowski y eso me hizo pensar en otro Kozlovski, más conocido que el primero aunque menos de lo que se merece. Me refiero al tenor Iván Kozlovski, una de las mayores glorias del canto de la época soviética. Casualmente, hace justo un año que dediqué una entrada al que fue su rival durante muchos años en el Bolshoi, Sergei Lemeshev.
Iván Semiónovich Kozlovski (1900-1993) nació en Bila Tserkva (hoy Ucrania, entonces parte del Imperio Ruso) y empezó a cantar a los siete años en el coro del Monasterio de San Miguel. Estudió arte dramático, piano y canto en Kiev y pronto empezó a cantar en coros de forma profesional junto a su hermano Fedir, una actividad que tuvo que interrumpir durante la Revolución Rusa. Tras el cambio de régimen, sus cualidades excepcionales para el canto le valieron su ingreso en el cuerpo de ingenieros del ejército, concretamente en la banda de música de tal agrupación, de la que fue cantante solista.
En 1920 debutó sobre el escenario cantando Faust en la ópera de Poltava. Tras unos años cantando en teatros de provincias, en 1926 es contratado como primera figura del teatro Bolshoi, donde cantará ininterrumpidamente hasta 1954. Durante estos años se fragua su rivalidad con el otro gran tenor de la época, Sergei Lemeshev, con quien compartía algunas características vocales y casi todo el repertorio, pero difería en estilo y personalidad (Kozlovski era expansivo, excéntrico, exhibicionista, excesivo y muchas otras cosas que empiezan por -ex, mientras que Lemeshev era introvertido, moderado y poco dado a la pirotecnia vocal que tanto gustaba a Kozlovski; podríamos decir que Kozlovski era un cantante dionisíaco y Lemeshev un cantante apolíneo, pero no lo diremos porque queda muy pedante; ups, demasiado tarde, ya lo he dicho). Lo cierto es que Kozlovski llegó al Bolshoi seis años antes de que lo hiciera Lemeshev y además lo hizo de la mano de Leonid Sobinov, el más importante tenor ruso por aquel entonces, de forma que entró por la puerta grande y tuvo unos años de reinado indiscutido hasta la llegada de su rival.
Aunque las preferencias de los aficionados y los corazones de las fans adolescentes estaban divididos entre estos dos grandes tenores, Kozlovski contaba con un seguidor que inclinaba la balanza sensiblemente a su favor: Iósif Stalin. El dictador disfrutaba tanto escuchando su voz que llegaba a llamarle en mitad de la noche para que fuera al Kremlin a cantar para él. Stalin concedió a Kozlovski varios caprichos, tales como numerosas grabaciones en las que era protagonista absoluto, una compañía propia de ópera y el premio Artista del Pueblo de la URSS, pero nunca le permitió viajar a occidente, pues tenía miedo de que se fugase, tal y como había hecho su hermano Fedir tras la revolución (a modo de anécdota diremos que, estando en el exilio, Fedir fue ordenado sacerdote por la iglesia ortodoxa ucraniana y posteriormente se fue a vivir a Nueva York).
Iván Kozlovski cantó ópera de forma regular hasta 1970 y después siguió cantando en conciertos y recitales hasta 1989, cuando se retiró definitivamente. Recordemos que había nacido en 1900, así que se retiró a los 89 años de edad, poniéndole a Plácido Domingo el listón a una altura que sólo el tiempo nos dirá si puede superar. Esto último es broma, ¿eh? O no, quien sabe.
Tras este rollazo que os acabo de soltar, vamos con la parte realmente interesante, las escuchas. Iván Kozlovski es uno de los últimos representantes de la escuela de canto rusa, heredera de los maestros italianos que se trasladaron a la Corte Imperial de San Petersburgo durante la época de los zares. Su estilo, por tanto, está emparentado con el de los cantantes anteriores a Caruso o con el de aquellos que no siguieron la senda iniciada por éste, como Schipa. Es un estilo que prácticamente ha desaparecido, por lo que puede que a muchos les suene antiguo y desfasado, pero lo cierto es que en determinados aspectos como el cuidado en el fraseo, la variedad dinámica y la perfección técnica es plenamente disfrutable y no podemos más que lamentar su extinción.
En cuanto a la voz, clara y brillante (en exceso según los estándares post-carusianos, que prefieren la oscuridad en el centro del registro), es destacable la facilidad con la que subía al agudo hasta alcanzar notas casi sobrehumanas. Una vez alcanzadas, Kozlovski solía mantenerlas en un alarde de fiato, haciendo caso omiso de la duración escrita en la partitura, todo ello con una seguridad pasmosa. En muchas ocasiones tales exhibiciones rayaban el mal gusto, cuando no caían plenamente en él, pero aún así, ¡qué voz! ¡Y qué técnica!
Escuchamos una de estas grabaciones de dudoso gusto: Ecco ridente in cielo (Il Barbiere di Siviglia, Rossini), grabada en 1943, con unas alocadas cadenzas inventadas para la ocasión en las que va desde el agudo más extremo hasta graves más propios de la cuerda de barítono.

Vídeo de IHATEWINDOWS
Pero también era capaz de cantar sin perder los papeles y sin dejarse llevar por las ganas de lucirse. Como ejemplo, una estremecedora versión de El mariscal de campo, perteneciente al ciclo Canciones y danzas de la muerte de Modest Músorgski.
Vídeo de gnativerson
De entre todos los papeles que cantó Iván Kozlovski en su larga carrera hay tres en los que destacó especialmente y que marcaron la forma en la que esta se desarrolló. El primero de ellos es el del poeta Lensky en la ópera Eugene Onegin de Chaikovski. No llega a ser tan mágico como el de Lemeshev, pero por poco. Os dejo un vídeo en el que podemos verle cantando la célebre aria Kuda, kuda (aviso: el aria empieza en el minuto 1:00 del vídeo).

Vídeo de modelier1
Otro papel que interpretó en numerosas ocasiones es el de Lohengrin (cantado en ruso, como era habitual que se hiciera con las óperas extranjeras). Su voz brillante y su figura alta y estilizada le convertían en un intérprete ideal para el caballero del cisne. Para dar muestra de su longevidad, vamos a escuchar dos versiones del racconto de Lohengrin, el conocido In Fernem Land, la primera de 1937 y la segunda de 1973, posterior a su retirada de los escenarios. Sirvan ambas también como homenaje al blog In Fernem Land y a su alma mater, el amigo Joaquim, que está pasando por un momento doloroso y al que mando un abrazo desde estas líneas.

Vídeo de musique0308
Vídeo de gnativerson
Y por último, el papel en el que más destacó Iván Kozlovski, en el que alcanzó las cotas artísticas más elevadas y en el que, ahora sí, podemos decir que se convirtió en un referente inalcanzado en la historia de la ópera. Con apenas diez minutos de canto en medio de una ópera de grandes dimensiones, Kozlovski se convertía en el protagonista absoluto cada vez que cantaba el papel del idiota (iurodivi) en la ópera Boris Godunov de Modest Músorgski. Lo vamos a ver, y con esto os dejo por hoy, junto al también excelente Boris de Alexander Pirogov.

Vídeo de operacompartida

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