Voy a tener suerte, cambio de sitio a última hora y podré disfrutar de sus famosas jam sessions sin moverme de casa.
Enchufan los instrumentos mientras improvisamos la cena. Como empiecen a calentar no cenamos.
Vino blanco, cerveza, dietas interrumpidas y una torta casera. Tertulia y risas.
Se acuerdan de los instrumentos y en cinco minutos están todos situados y enchufados. Parecen niños jugando, concentrados, silenciosos. Sólo se oye la música.
Hace fresco fuera. Dentro suena como si The Edge estuviera tocando la guitarra. Interrumpen. Ahora es un blues. Empiezan de nuevo, el tema parece no acabar nunca, hasta que se dan cuenta que llevan quince minutos enfrascados en la misma canción, o alguno se pierde… hay quien no se oye a si mismo.
Se quejan de que no les sale igual que el otro día. Los oigo intentar explicar lo inexplicable, sobre todo porque aunque ellos no se den cuenta creo que sí les ha hecho el mismo efecto…
Sonrío. Hay cosas que no cambian con la edad.
A mi me suena bien, aunque la otra noche debió ser la leche.
Y reírnos, nos reímos un montón.
..
Este tema les queda genial, y casi me quedo con su versión. No hay nada como el directo.